Un coche de Uber, protagonista del primer atropello mortal de un vehículo sin conductor

Una mujer de Arizona ha fallecido atropellada por un vehículo de este tipo.

Dos vehículos sin conductor de la compañía Uber.
Dos vehículos sin conductor de la compañía Uber.
Reuters

Una mujer falleció el pasado domingo por la noche atropellada por un coche autónomo de la compañía Uber, en la localidad de ciudad de Tempe, a la afuerzas de Phoenix (Arizona). El siniestro, el primero mortal ocurrido en una vía pública protagonizado por un vehículo sin conductor, ocurrió cuando la mujer cruzaba la calle.

Según la policía, la víctima fue evacuada hasta un hospital donde falleció tras su ingresó. Los investigadores tratan de averiguar que ocurrió en el vehículo, un SUV Volvo XC 90, que en el momento del accidente circulaba en modo autónomo, pero que llevaba a una persona sentada en el asiento del conductor.

Uber, la compañía propietaria del SUV, anunció a través de las redes sociales que colaborará en la investigación con las autoridades. Y es que este siniestro no es el primero que sufre un vehículo de esta compañía que, en la ciudad de Tempe ofrece a sus clientes elegir entre un coche normal con chófer o la posibilidad de optar por otro con conductor pero con tecnología autónoma. A raiz de este siniestro, Uber anunció que suspende los servicios en prueba con vehículos autónomos, en situaciones de tráfico real, en las localidades estadounidenses de Tempe, Pittsburgh y San Francisco y en la canadiense de Toronto, aunque solo se prestaba realmente el servicio en las dos primeras ciudades

Uber había reanudado hace poco más de un año este servicio en pruebas tras suspenderlo a consecuencia de otro siniestro ocurrido también en Arizona. Los técnicos realizaron la reprogramación de las cámaras y radares de los vehículos para que interactuasen de manera más efectiva ante un vehiculo, peaton y otro tipo de obstáculo.

Primer accidente mortal

El primer accidente mortal de un coche autónomo ocurrió a mediados de 2016 e involucró a un Tesla. Se trataba de un Model S, manejado en modo autínomo, qye no logró detectar a un camión, lo que provocó la muerte del conductor. Más tarde se supo que éste mantuvo las manos fuera del volante durante períodos prolongados, a pesar de las advertencias de no hacerlo.

Fue un escenario de pesadilla para una industria que promueve la conducción autónoma como una forma de mejorar la seguridad vial y reducir las muertes por accidentes de tránsito, debidos principalmente a errores humanos.

Al igual que sucedió con el accidente fatal del Tesla, el de Uber probablemente avivará las preocupaciones de que la industria se está moviendo demasiado rápido para desplegar vehículos que se conducen por sí mismos.

Waymo, propiedad de Google, ha estado probando durante años unos coches que se conducen de forma autónoma, compitiendo con Uber.A principios de este mes, Waymo comenzó a utilizar camiones autónomos para transportar carga con destino a sus centros en Georgia.

Uber hizo un anuncio similar, asegurando que usa camiones autónomos como parte de un servicio de transporte a demanda en Arizona.

En septiembre, la secretaria de Transporte estadounidense, Elaine Chao, dio a conocer nuevas pautas que permiten más pruebas a los autos sin conductor y abordan la regulación entre el Gobierno y los Estados.

Desde la organización de defensa del consumidor estadounidense Consumer Watchdog se advirtió que las carreteras se están convirtiendo en «laboratorios privados para automóviles robot sin importar nuestra seguridad».

Varios estados de Estados Unidos establecieron sus propias reglas para las carreteras, y un puñado han aprobado leyes que permiten el uso de vehículos autónomos. California y Arizona han sido particularmente alentadores, con la esperanza de que las compañías que desarrollen esta tecnología crearán empleos locales e instalaciones dedicadas a esta nueva industria.

Futuro más cerca

Serán autónomos, eléctricos y revolucionarán los hábitos de desplazamiento. Los vehículos del futuro ya no están tan lejos de nuestro día a día, pero aún les quedan algunos escollos por superar. Los fabricantes todavía tiene que «hacer avances», advierte David Metz, experto del Centro para Estudios sobre Transporte del University College de Londres. El primero pasa por reducir el costo de los sensores con los que están equipados estos coches o mejorar su circulación y seguridad, como ocurrió con el citado accidente de hace más de un año, que obligó a suspender la circulación de los vehículos de Uber autónomos en EE UU.

Las proyecciones hablan que en el Reino Unido los coches sin conductor comiencen a moverse por las carreteras en 2021. Para ello hará falta que los vehículos alcancen el nivel de autonomia 4, casi total.

Mientras que en Estados Unidos la circulación de estos vehículos está permitida bajo la supervisión técnica en vías urbanas, en España todavía está lejos de ser una realizad. Y es que ni las infraestructuras permite esa circulación, ni hay una legislación al respecto, según destacaron los autores del estudio 'Vehículo autónomo: opinión de los conductores españoles', dirigido por el catedrático de Seguridad Vial del Instituto Universitario de Investigación en Tráfico y Seguridad Vial (Intras), Luis Montoro. De entrada, según los expertos, no existe una cartografía lo suficientemente precisa de las calles y la carreteras españolas para que un coche pueda circular sin intervención humana. Y, en los lugares donde si está disponible, tampoco hay una información al instante de posibles alteraciones de las rutas.

Otras de las lagunas existentes son el desarrollo de una normativa tanto para la circulación de estos vehículos sin conductor o la responsabilidad en caso de accidente, extremos sobre los que ya trabajan en la Dirección General de Tráfico. En el informe, encargado por la Confederación Nacional de Autoescuelas al Intras -y el primero que se hace al respecto en España-, los encuestados valoraron con un 3,8 -en una escala del 1 al 5- que lo que más importa con la llegada del coche autónomo es quién será el responsable en caso de atropello. Casi dos de cada diez españoles (18,9%) consideran que de producirse un siniestro la responsabilidad serán del conductor que este en el vehículo, el 33,9% la cargarían sobre el fabricante y el 47,2% creen que sería de ambos.

Desinterés en España

Sin embargo y pese a todo, los autores del estudio consideran que pasará más de una década antes de que el coche autónomo sera una realidad en España. A los españoles parece que tampoco les interesa mucho. El 87,1% de los conductores no ha pensado en comprarse uno de estos vehículos. Sobre esto pesa que el 57,9% de los automovilistas disfruta del placer de conducir y otro 56,1% dice que no se fía de la máquina.

Respecto a las situaciones en las que los españoles consideran adecuado el uso el vehículo autónomo está el haber consumido alcohol o drogas y el estar cansado.

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