Inquietante Italia

El líder del Movimiento 5 Estrellas italiano y candidato para el puesto del primer ministro, Luigi Di Maio.
El líder del Movimiento 5 Estrellas italiano y candidato para el puesto del primer ministro, Luigi Di Maio.
Efe

Hace apenas quince meses, el joven Matteo Renzi era todavía el político que iba a salvar a Italia, el que se había propuesto, y podía conseguir, reformar de una vez su sistema político y desatascar la larga parálisis de su economía. Eso parecía, al menos. Hoy en cambio, lo que Renzi parece es un dirigente descartado. Ha sido el gran derrotado en las elecciones italianas del domingo. Aunque el revolcón que se ha llevado el anciano Berlusconi no ha sido mucho más suave. Los dos partidos que han conformado la política italiana durante los últimos veinticinco o treinta años, el Partido Democrático, por la izquierda, y Forza Italia, por la derecha, no es que hayan sufrido un castigo en las urnas, es que les ha caído encima una auténtica paliza.

El resultado de las elecciones en Italia (la península de al lado para los españoles) resulta inquietante. Berlusconi era –y es– un político indigesto, populista y marrullero. Pero ahora ha sido superado por la derecha por una fuerza aún más detestable. La Liga Norte ha dejado de lado, por ahora, sus iniciales aspiraciones secesionistas –la independencia de la Italia rica del norte–, para transformarse en un movimiento de alcance nacional con la xenofobia como principal banderín de enganche. Es difícil olvidar que, hace casi un siglo, fue precisamente en Italia donde se produjo el primer triunfo del fascismo. Pero no hay que obsesionarse con eso: los desastres del futuro serán distintos de los del pasado.

El gran triunfador en las urnas ha sido el otro partido antisistema, el Movimiento Cinco Estrellas, que con el 32% de los votos le saca catorce puntos de diferencia al segundo clasificado. El ascenso de los extremos y el descrédito del sistema marcan pues unos comicios que para Europa son especialmente preocupantes. Porque la dirección que vaya a tomar Italia es ahora mismo imprevisible. Y porque la Liga y el Cinco Estrellas comparten un irascible antieuropeísmo. La segunda vuelta de las elecciones italianas, la formación de gobierno, se juega siempre en los despachos, no en las urnas. Habrá que estar atentos al desenlace.