Los accidentes de aviones comerciales se han repetido durante los últimos 12 meses y se han llevado por delante la vida de más de 500 personas. En el último año, un total de 4 vuelos han conmocionado al mundo. Unos por el gran número de fallecidos, otros por las extrañas circunstancias en las que se produjeron. 

El ocurrido el pasado fin de semana en Egipto es el más reciente. Un avión ruso, que cubría la ruta entre la localidad egipcia de Sharm el Sheij y la ciudad rusa de San Petersburgo, se estrelló en la península del Sinaí (Egipto). En este vuelo viajaban un total de 224 pasajeros. 

Las hipótesis son variadas. En un primer momento, Rusia y Egipto negaron que se tratara de un atentado terrorista, a pesar de que el Estado Islámico se lo había atribuido. Con el paso de los días y la información que van recopilando, cada vez cobra mayor fuerza la tesis que apunta a un sabotaje a bordo, sin embargo, todavía no existen datos definitivos. 

Por su parte, el accidente que más marcó a la sociedad española fue el sufrido el pasado mes de marzo en los Alpes franceses. Un total de 150 pasajeros fallecieron cuando el copiloto se quedó al mando de la cabina. Según las informaciones extraídas de las cajas negras, Andreas Lubitz descendió de manera intencionada el aparato para estrellarlo contra los Alpes. 

Este accidente, que cubría la ruta de Barcelona a Düsseldorf (Alemania), se cobró la vida de 6 aragoneses.

Durante estos meses también se produjo un accidente en Taiwán, cuando a un avión de TransAsia le fallaron los dos motores y acabó estrellándose contra la isla. Esta tragedia se llevó la vida de más de una treintena de personas. 

Además, un Airbus 320-200 de la aerolínea AirAsia con 162 personas a bordo desapareció, al parecer por las malas condiciones meteorológicas al suroeste de la isla de Borneo, mientras cubría la ruta entre la ciudad indonesia de Surabaya y Singapur.