Alemania endurece su ley de asilo, pero las críticas a Merkel continúan

La reforma recorta además prestaciones económicas que hasta ahora percibían los peticionarios de asilo.

Refugiados esperan obtener permiso para entrar en el centro de registro tras cruzar la frontera entre Grecia y Macedonia.
Alemania endurece su ley de asilo, pero las críticas a Merkel continúan

La reforma de la legislación alemana de asilo, que acelera las expulsiones y restringe prestaciones, entró este sábado en vigor de forma anticipada, pero las críticas a la canciller, Angela Merkel, continúan y sus socios bávaros advierten de que su alianza puede estar en peligro.


La nueva normativa de asilo, tramitada de urgencia ante la crisis de los refugiados, debía aplicarse en noviembre, pero el Ejecutivo de Merkel, que mañana viaja a Bruselas para una nueva cumbre, decidió adelantar su puesta en marcha.


Albania, Kosovo y Montenegro quedan clasificados así como "países seguros", con lo que sus nacionales difícilmente conseguirán asilo en Alemania.


Los solicitantes de asilo con pocas perspectivas de quedarse en el país deberán permanecer en los denominados albergues de primera acogida hasta que se resuelva su expediente y se agilizarás las expulsiones, para lo que el Gobierno ha anunciado que fletará vuelos chárter y que podría recurrir incluso a aviones militares.


Rechazada la petición de asilo y si el extranjero no abandona el país en el plazo fijado, no se le comunicará con antelación la fecha de su expulsión, para evitar que pase a la clandestinidad.

La reforma, criticada por numerosas organizaciones sociales, recorta además prestaciones económicas que hasta ahora percibían los peticionarios de asilo.


Pero el proyecto no pone fin a la llegada de refugiados, ahora a través de la ruta de los Balcanes, y la Unión Socialcristiana (CSU), el ala bávara de la Unión Cristianodemócrata (CDU) de Merkel, aumentó este sábado de nuevo la presión sobre la canciller.


El primer ministro bávaro y líder de la CSU, Horst Seehofer, advirtió de que la alianza entre ambas formaciones puede verse afectada si no se corrige la política de asilo.


Alemania espera recibir este año más de 800.000 peticiones de asilo y, según Seehofer, el Gobierno ha subestimado la crisis durante demasiado tiempo y debe poner un límite a los flujos.


Según el semanario 'Der Spiegel', las críticas también aumentan entre las bases de la CDU y el ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble, ha llegado a calificar el ambiente de "dramático".


Mientras, crece la preocupación por los ataques xenófobos a albergues de refugiados y por las manifestaciones de tintes racista en el país, al tiempo que se suceden informaciones que revelan que la situación en ocasiones escapa del control de las autoridades.


La policía de Berlín investiga la actuación de los agentes encargados de la seguridad de la oficina regional ante la que cada día esperan centenares de extranjeros para presentar su solicitud de asilo.


La investigación, según la cadena regional rbb, se abrió después de que se difundiera un vídeo en el que se aprecia como varios agentes, que aparentemente tratan de guardar el orden en las colas, golpean de forma repetida a un ciudadano iraquí.


El diario 'Neuen Osnabrücker Zeitung' informó este sábado de que alrededor de 700 refugiados alojados en albergues del estado de Baja Sajonia han "desaparecido" en los últimos días.


Las autoridades municipales creen que muchos se han desplazado a ciudades en las que cuentan con familiares y que otros han continuado camino hacia otros países, pero la cifra muestra las dificultades que deben afrontar las administraciones encargadas de organizar la acogida.


En su vídeo semanal, la canciller insistió en que quien no tenga derecho a asilo debe abandonar Alemania, pero hizo hincapié en la necesidad de acelerar la integración en el mercado laboral de las personas con buenas perspectivas de quedarse en el país.


A su juicio, hay que evitar los errores cometidos a comienzos de los sesenta, cuando llegaron a Alemania cientos de miles de trabajadores extranjeros y, aunque se presumía que muchos abandonarían el país, una buena parte se quedó.


Merkel recordó que los cursos de integración programados, de 600 horas, pueden empezar mientras se tramitan las solicitudes de asilo si los expedientes puede prosperar, y abogó por acelerar la escolarización de los niños.


La canciller reconoció que será esencial el aprendizaje del alemán y con ella coincidió la ministra de Trabajo, Andrea Nahles, quien, en una entrevista en el diario "Passauer Neuen Presse", advirtió de que la integración será un proceso largo y asumió que las cifras de paro subirán el próximo año.

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