De los vaqueros al burka de la noche a la mañana

Las fuerzas de seguridad del Estado  alertan de la rápida radicalización de algunos de los detenidos en la última operación yihadista en España. Llama la atención el caso de la joven de veinte años detenida en Xeraco, en Valencia. Según sus vecinos, pasó del vaquero al burka de un día para otro. El hermano de la joven detenida en esta operación lo niega.

Los testimonios coinciden con un informe del Instituto Español de Estudios Estrategicos que alerta de la radicalización exprés de los futuros yihadistas en España. Todo gracias a las nuevas tecnologías y las redes sociales, lo que denominan la Yihad 2.0; una lucha en la que España cuenta con el apoyo del jefe del Pentágano. Los expertos alertan también de que, desde hace dos años, las mujeres han cobrado protagonismo.

Las cuatro personas detenidas este domingo en España en una operación contra el terrorismo yihadista por captar supuestamente a mujeres para luchar con el Estado Islámico (EI) pasarán este martes a disposición del juez de la Audiencia Nacional José de la Mata, que decidirá sobre su ingreso en prisión provisional.

Según han informado fuentes jurídicas, los arrestados serán previsiblemente trasladados este martes a la reformada sede de la Audiencia Nacional de la calle Génova.

Las fuerzas de seguridad de España y Marruecos detuvieron ayer a a cuatro personas -dos hombres y dos mujeres- vinculadas a una red del EI en las localidades españolas de Toledo, Badalona (Barcelona) y Xeraco (Valencia), y a otras seis en la marroquí de Casablanca.

Una de las mujeres fue detenida en Toledo y otra en Xeraco. Esta segunda es una joven de 20 años que vivía con sus padres en ese municipio valenciano desde hacía nueve años.

También tiene 20 años uno de los hombres, detenido en Badalona, que es de origen magrebí nacido en Cataluña y vivía con su madre, mientras que el otro es un musulmán converso de nacionalidad portuguesa y que fue arrestado en Toledo.

Todos ellos formaban supuestamente parte de una red que se extendía en ambos países y, además de a la captación, se dedicaba al adoctrinamiento radical y apoyo logístico para el Estado Islámico (Daesh en su acrónimo en árabe).

Según el Ministerio del Interior, el grupo desarticulado divulgaba el ideario yihadista mediante comunicaciones con un elevado grado de privacidad, algo que conseguían usando plataformas virtuales dotadas de filtro de seguridad.

La red había logrado extender sus ramificaciones a España y Marruecos, además de ser capaz de mantener contacto con terroristas ubicados en zonas de combate, lo que les permitía disponer de datos en tiempo real de las circunstancias que facilitaban o impedían los desplazamientos de voluntarios que trataban de engrosar las filas del Daesh.

El proceso de funcionamiento del grupo desarticulado se iniciaba cuando alguno de sus miembros mostraba públicamente su compromiso con la organización terrorista, justificando sus acciones y acatando totalmente su ideario.

Una vez culminada la captación, la red procedía al aislamiento de los nuevos miembros, a quienes solo autorizaba a tener contacto con otros componentes del grupo. Después ponían en marcha el desplazamiento a la zona de combate.