​El PS francés hace un discurso ofensivo contra la derecha

Manuel Valls, visto por los socialistas como el candidato favorito a la presidencia, pidió unidad en sus propias filas para recuperar el terreno.

El Primer Ministro francés, Manuel Valls, durante el congreso del Partido Socialista en Poitiers
?El PS francés hace un discurso ofensivo contra la derecha
Efe

El Partido Socialista (PS) francés aplaudió en su 77 congreso un discurso ofensivo contra los conservadores y la ultraderecha, y de unidad de cara a sus propias filas, con la intención de recuperar el terreno perdido en las últimas cuatro citas electorales.


Como transmisor de ese llamamiento, el primer ministro, Manuel Valls, cuya presencia se ha interpretado como una manera de exhibir la sintonía entre el Ejecutivo y la agrupación, a dos años de las próximas presidenciales.


Se trataba ante todo de mostrar una suerte de unidad "recuperada", en un congreso vacío de contenido significativo tras la adopción en mayo de la orientación política defendida por el primer secretario, Jean-Christophe Cambadélis, y la reelección de este al frente del partido con más del 70 % de los votos.


Fijados el liderazgo y la línea política, los socialistas, tras sus derrotas consecutivas en las municipales, europeas, parciales al Senado y departamentales, buscan coger fuerza para el siguiente objetivo e incrementar el número de militantes, con la meta puesta en los 500.000 para 2017, frente a los 131.000 actuales.


Valls había advertido antes de la inauguración de que era necesario que marcara "el inicio de la reconquista" y en los casi 60 minutos de proclama recordó no solo la esencia de su ideología, sino la importancia de cerrar filas en torno al jefe de Estado, François Hollande.


"Necesitamos un Partido Socialista fuerte que federe a la izquierda y a los ecologistas, que trace un camino hacia una nueva alianza. (...) Ser de izquierdas no es escoger lo fácil", indicó el primer ministro, para quien la izquierda "es un movimiento generoso" y ser de izquierdas implica "desafiar la fatalidad".


Visto por los socialistas como candidato favorito para la presidencia, según los últimos sondeos, mostró su lealtad a Hollande, defendió las reformas emprendidas, el rol de Francia en Europa y una política que, dentro y fuera de sus fronteras, coloque el crecimiento y el empleo en el seno de sus preocupaciones.


"Europa se ha basado demasiado tiempo en la disciplina y la vigilancia. A escala europea debemos crear crecimiento, (...) construir esa comunidad de países que armonice su acción económica, fiscal, social, para avanzar juntos", dijo Valls, para quien "el mundo necesita a Francia" y esta no debe "quedarse parada".


Esa tribuna le sirvió además para criticar al líder de Los Republicanos, antigua Unión por un Movimiento Popular (UMP), y al estado de "degradación económica" y "déficit público insoportable" en que dejaron el país en su mandato.


"Hacer política es debatir, argumentar, no vociferar o insultar. Con esas prácticas en la oposición, (Nicolas) Sarkozy supone ya un problema para el país. No quiero que repita, que haga de nuevo lo que le hizo al país y siga abriendo un poco más la puerta a ese enemigo temible que es la extrema derecha", señaló.


Para Cambadélis, que mañana ofrecerá su discurso de "entronización", su intervención fue "magnífica e ilusionante", y para el ministro de Finanzas, Michel Sapin, no solo mantuvo el rumbo, "algo necesario", sino que mostró que los socialistas no dan la espalda al presidente, sino que están a su lado.


El nuevo jefe de la oposición interna, Christian Paul, cuya moción fue la segunda más votada y agrupaba a los disidentes con su oposición a la política gubernamental, instó no obstante a no hacer de esta reunión "un congreso de complacencia".


Y la exministra y alcaldesa de Lille, Martine Aubry, que sostuvo la propuesta de Cambadélis, se congratuló de esa muestra conjunta de buena voluntad, pero, sin cuestionar el apoyo a Hollande, insistió en que el PS debe pesar más, y asegurarse de que se cumple la línea marcada.