gastronomía

Los frescos vinos rosados y rosés de Aragón, de moda esta primavera y verano

Este tipo de vinos se valora como una "llave" para llegar a consumidores más jóvenes.

Vinos rosados aragoneses, en la vinatería Vinario.
Vinos rosados aragoneses, en la vinatería Vinario.
Francisco Jiménez

Sol de primavera y un brindis con rosado. Esa costumbrista postal se repite en estas fechas en calles y plazas de Aragón. Quizás, cada vez con más frecuencia. Atractivo, aromático y glamuroso, así se aprecia este tipo de vino. Algunos famosos han caído rendidos ante sus encantos. De hecho, se habla de que Brad Pitt, Angelina Jolie, Antonio Banderas, Jon Bon Jovi o George Clooney se han lanzado en algún momento de sus vidas a invertir en la elaboración de rosados. Estos vinos hace días que abandonaron la sombra de su pasado y, bajo la influencia francesa, brillan en las copas.

Pueden ser de un color intenso o más pálidos, de ‘coupage’ o monovarietales, a veces con aguja. La mayoría responden a la tipología de jóvenes, pero también los hay de guarda. O, incluso, sin alcohol. Además, son versátiles, ya que pueden ser los primeros sorbos de una quedada, acompañante de un aperitivo y después armonizar casi cualquier comida, en especial las más ligeras.

Estos son algunos de los piropos que reciben los vinos rosados desde las denominaciones de origen aragonesas. "Con el tiempo, y más a raíz de la pandemia, han cambiado algunas costumbres, como las tendencias en el mundo del vino. Ahora se buscan más frescos, fáciles de beber, con mucha fruta y toques florales. Es decir, en sí, es la descripción de un vino rosado de toda la vida", señala Antonio Ubide, presidente de la D. O. Cariñena. "Desde hace aproximadamente una década, se observa una tendencia ascendente de consumo de rosados", analiza Ubide. Ese incremento no solo es una predisposición aragonesa, sino mundial.

Además, se valoran como una "llave" para acceder a un público más joven. “Una de nuestras virtudes es hacer propuestas que acercan a los jóvenes al mundo del vino. Y la tipología de un rosado es muy apropiada de para empezar a consumir por sus cualidades”, estima Elisa Río, directora de comunicación de la D. O. Somontano. Esta tendencia generalizada en la denominación oscense la aprecian tanto en los rosados como en los blancos, con los que han consolidado su crecimiento.

"En el último encuentro de la Interprofesional del Vino de España se detectó que había un aumento de consumidores de menos de 30 años de vinos blancos, rosados y tintos más frescos y fáciles de beber", recuerdan desde Cariñena. Incluso, en algunas zonas de España se celebran ferias en torno a estos vinos, como la que tiene lugar este fin de semana en Navarra.

En cualquier caso, este tipo vino responde a un consumo estacional: en los meses de primavera y verano se pone de moda. Uno de los motivos es que se suelen tomar fríos, por lo que son más apetecibles cuando el calor aprieta.

En Aragón

Son numerosas las referencias rosadas que se elaboran en las bodegas aragonesas. Pero no son su buque insignia, es más bien minoritario en volumen en relación a las botellas de tinto y blanco. "Aunque la producción sea testimonial, no son de menos calidad que el resto", defiende Miguel Arenas, presidente de la denominación de origen de Calatayud. Se encuentran referencias de diferentes variedades, siendo la garnacha la más habitual, ya sea en monovarietal o con otras. “Si son ensamblajes, cada una de las uvas aporta lo mejor de ellas: cuerpo, color, frescura...”, estima Río.

"Aunque la producción sea testimonial, no son de menos calidad que el resto"

En la actualidad se descubren propuestas de colección de alta gama, como en Somontano, o de crianza, en el caso de Cariñena. Es decir, todos los rosados no son jóvenes, como era habitual hasta hace unos años. "Hay una tendencia en el mundo a simplificar el consumo de vino y, en el caso de los rosados, van a incrementarse las referencias de crianza, de más guarda –pronostica el presidente de la D. O. de Cariñena–. Al final, es bueno, porque ni todo fue tinto ni solo fue tinto". “Poco a poco, empieza a haber vinos que gustan más porque son muy redondos”, señala Ana Monge, de la vinatería Vinario. En este comercio de la calle de Reina Fabiola de Zaragoza buscan una variada selección de rosados y rosés para sus clientes.

"Los aromas frutales y los tonos intensos ahora tienden a notas más florales y silvestres, más sutiles, y de un tono más pálido, como son los rosados provenzales, que sirven de inspiración", estudian desde la D. O. Calatayud. Precisamente, muchas bodegas aragonesas miran al sur de Francia cuando idean rosados. "También los hay de corte más tradicional, como los aragoneses de garnacha", destaca Ubide.

“En la zona de Calatayud tienen cierto potencial aromático frente a los de otras zonas”, comenta Arenas. En las bodegas de su denominación, donde se elaboran unas 20.000 botellas de rosado, se aboga por los vinos de un tono piruleta.

"Actualmente hay una evolución muy interesante", resume José Ignacio Gracia, secretario y director técnico de la D. O. Campo de Borja, desde la escuela de hostelería de Lausanne, en Suiza, donde esta semana realizaron una cata. En Campo de Borja, se venden tanto en bodegas grandes como pequeñas, aunque supone alrededor del 5% de la producción total.

"Tenemos el reto de seguir elaborando buenos rosados, grandes vinos con responsabilidad y orgullo", resalta Elisa Río. En la denominación de origen de Somontano este tipo de vinos es el 10% de la producción –la aragonesa que más volumen de rosado genera–, seguida de Cariñena, que está en torno al 7%.

¿Qué son los claretes?

En ocasiones, se siguen confundiendo con unos vinos que hace varias décadas eran habituales: los claretes. "Eran una mezcla, una combinación de vinos blancos y tintos", recuerda Miguel Arenas. Entonces, se utilizaban las últimas prensas de variedades poco usadas. 

"En cambio, el color de los rosados actuales se consigue cuando la uva tinta se introduce en los depósitos y el mosto entra en contacto con el hollejo durante solo unas horas, después de retira, por lo que no se llega a teñir del todo –explica Arenas–. El vino recibe todo el aroma de la fruta, más intenso que el de un blanco". "Si no se sabe qué vino elegir, lo mejor, un rosado", recomiendan algunas sabias voces.

Apúntate a la newsletter de gastronomía de HERALDO y recibe en tu correo recetas para hacer en casa y las últimas noticias del sector.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión