gastronomía
Los camareros más rápidos de Zaragoza en 1941
Las carreras de bármanes solían estar en las programaciones de fiestas populares de antaño, aunque en algunas localidades todavía se celebran
Repeinados y fielmente uniformados, con camisa y americana blanca y pajarita y pantalón negro. Así aguardaba una fila de camareros, atentos para escuchar el pistoletazo de salida mientras sostenían sus redondas bandejas. No iban a atender una mesa, ni a llevar la comanda, ni a dar las vueltas... estaban preparados para correr la primera carrera de camareros de Zaragoza en el paseo de la Independencia.
Era 1941 y los profesionales partían de la plaza de Aragón y tenían que llegar a la de España –alrededor de medio kilómetro– con el contenido intacto: un vaso y una botella. Es decir, más valía destreza que velocidad.
Estas populares pruebas atléticas estaban en muchos programas de fiestas y ferias de barrios, pueblos y ciudades de toda España. Por ejemplo, en la capital aragonesa eran habituales de las Fiestas del Pilar, tal y como todavía recordarán algunos lectores. "Como un aliciente del programa de fiestas se celebró en la mañana de ayer una carrera de camareros, que presenció mucho público", informó HERALDO hace ocho décadas. Había siete premios, que iban de 25 a 150 pesetas. No obstante, también se dio la circunstancia de que en 1955 se suspendió por falta de inscripciones.
Hay fuentes que apuntan que estas competiciones nacieron en Francia a mediados de los años 20. Si se investiga en hemerotecas, se descubre que ya se celebraban carreras de este tipo hace un siglo en San Sebastián, que corrían en alpargatas y el premio era una copa y 100 pesetas.
Como esta, las fotografías de otras ciudades españolas son similares: Valencia, Málaga, Alicante, Jaén... Esas estampas demuestran el fenómeno que supuso, tanto por el número de camareros que participaban como por el público que se congregaba para ver el evento. Las crónicas de prensa relatan que miles de personas se daban cita en el parque del Retiro de Madrid en los años 30 y eso que comenzaba a las 7.00, para que los participantes no se ausentaran de su puesto de trabajo.
Recién estrenado el actual milenio, las bandejas también corrieron a toda velocidad por la plaza del Torico de Teruel, el parque de Miguel Servet de Huesca o la Gran Vía de Zaragoza. En recorridos de 50 y 100 metros, los participantes debían demostrar su habilidad con dos copas de cerveza y un botellín. En estas postreras ediciones, a veces celebradas en Santa Marta –patrona de la hostelería–, se elegían los representantes aragoneses para la Liga Nacional de Carrera de Camareros.
