gastronomía

Los brindis con vinos sin alcohol de Aragón también son posibles

El consumo de bebidas sin alcohol está "en expansión" y algunas bodegas aragonesas ya apuestan por ellas.

Los tres vinos de Monasterio de las Viñas sin alcohol.
Los tres vinos de Monasterio de las Viñas sin alcohol.
Grandes Vinos

La demanda de vinos sin alcohol o parcialmente desalcoholizados es una tendencia que se aprecia en España, dentro de un variopinto arco de consumidores en el mundo y que empuja a la industria a perfeccionar el producto. Embarazadas, personas enfermas o que por razones religiosas no toman alcohol son parte del público. Además de aquellos que siguen dietas con menos calorías. En el foco también están los jóvenes, la generación Z, que buscan productos más sanos, no beben o beben poco.

Con este marco de fondo, se han comenzado a idear nuevos productos e introducirse en este nicho de mercado, como es el caso de Grandes Vinos. Esta bodega de la denominación de origen de Cariñena lanza tres referencias de la marca Monasterio de las Viñas: tinto, rosado y blanco. En su etiqueta luce un 0,0, lo que indica que es desalcoholizado –este término se aplica a aquellos que contienen de 0,0 % a 0,5%, y los parcialmente desalcoholizados son de 0,5 % a 8 %, el grado mínimo de alcohol aplicable a esta bebida-.

Tanto el rosado como el tinto están elaborados con uva garnacha, mientras que el blanco es de macabeo. Los aromas y color en copa son similares a los de vinos comunes, mientras que en boca se aprecia cierta variación. Desde la bodega señalan que el reto es que mantengan sus cualidades.

El vino sin alcohol está "en expansión", coinciden las asociaciones bodegueras, especialmente en Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Alemania o Sudáfrica, donde ya es bastante habitual encontrarlos en las cartas de los restaurantes. De momento, en España el consumo es muy bajo, por detrás de esos países donde lleva años ya consumiéndose.

En datos, en 2015 se desalcoholizaron medio millón de litros de vino, en 2022 fueron 6,5 millones. Las empresas de procesos desalcoholizantes estiman que se puede someter al proceso todo tipo de vinos: tintos, blancos, rosados, albariños, finos, con crianza…

En el mercado hay diversas tecnologías -entre otras las que usan membranas, destilación o evaporación al vacío- para extraer el alcohol de los vinos, pero con él se eliminan otros elementos, sobre todo los aromas. En el mercado se pueden encontrar referencias en las se han captado y reintegrado o añadir después aromas naturales.

Desde el sector matizan que, al quitar el alcohol, el vino pierde también sus propiedades protectoras frente a los microbios y bacterias. Por eso, al menos de momento, no es posible conseguir procesos de envejecimiento como los que tienen los que tienen alcohol.

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