Consejos para el perfecto enoturista

Más de tres millones de viajeros tienen al vino como gancho.

En muchas bodegas se ofrecen catas dirigidas.
En muchas bodegas se ofrecen catas dirigidas.
Archivo D.O. Somontano

En los últimos años el turismo del vino ha experimentado un crecimiento que confirma el encanto que supone viajar en torno a viñas, bodegas y descorches. De hecho, las últimas estadísticas lo dejan bien claro: en 2010 nuestro país recibió a 1,44 millones de enoturistas. En 2017, la cifra superó los 3,21 millones. Todo, con un impacto económico que genera 67 millones de euros.

Para convertirse en un perfecto viajero enoturista conviene tener en cuenta una serie de premisas y pautas que garanticen el éxito de cualquier experiencia, ya sea en bodegas próximas a casa o ubicadas en la otra punta del planeta. Estas son algunas de ellas:

El viaje comienza en casa

La planificación es esencial. Hay que informarse previamente y consultar webs u otras fuentes para diseñar el plan perfecto. Las reservas previas son necesarias. De esta manera el enoturista no encontrará ninguna puerta cerrada.

La mejor época del año. En España, la vendimia ocupa, sobre todo, los meses de septiembre y octubre. Es un buen momento para visitar bodegas y conocer de cerca los procesos de vinificación. Además, se suelen organizar actividades paralelas a la recolección.

¿Qué bodega? Visitar dos al día es suficiente; tres quizá es demasiado. Dedicarles la mañana y terminar con una cata próxima al mediodía hará que quede tiempo durante la tarde para conocer la zona elegida.

Al volante cero alcohol. Mucha prudencia a la hora de conducir. Si se viaja en grupo es preferible contratar el transporte para no coger el coche. En muchas zonas hay empresas que realizan este tipo de servicios y facilitan los traslados.

Vino... y buenos alimentos

La gastronomía no debe olvidarse en un buen viaje con el vino como centro. Una opción es decantarse por la cocina local, por la que toma como base productos vinculados al territorio. Comer en las propias bodegas es, a menudo, posible y hace aún más atractiva la propuesta.

Aprovechar al máximo. El enoturismo convive con otras disciplinas (turismo cultural, activo, de naturaleza…). Por lo tanto, siendo curiosos y aprovechando el tiempo, las sensaciones del viaje se multiplicarán en función de las exigencias del propio usuario.

¡Viva la curiosidad! Pasear entre viñedos, conocer a las personas que están al frente de cada proyecto, intercambiar opiniones con otros viajeros, preguntarle al guía…

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