Las viñas viejas de Paniza ofrecen vinos con mucho futuro
Uvas de vides centenarias alumbran este tinto que atesora las mejores esencias de la garnacha.
Viñas viejas de en torno a los 100 años de antigüedad arraigadas en las zonas más altas de la DO Cariñena constituyen la materia prima de la que sale este vino complejo en matices y sobresaliente en todas las fases de la degustación.
A partir de un mosto con tan buenas esencias, el proceso de elaboración del vino contribuye a la calidad del producto final. La uva fermentó durante 15 días con remontados diarios. Tras las fermentaciones alcohólica y maloláctica, el vino pasó al menos seis meses en barricas de roble antes de ser embotellado y afinarse en el silencio de la bodega.
Es un vino muy elegante y con mucho componente frutal, con referencias a frutas rojas y negras, como frambuesas y cerezas picotas y ciruelas. Entre los tostados aportados por la barrica, sobresalen toques de moca, vainilla y especias como el clavo y la pimienta. Pasa por la boca con un tanino muy bien definido y dando muestras de la acidez y el cuerpo que estos tintos necesitan para tener futuro. Va muy bien con embutidos, patés, carnes rojas a la brasa y con guisos de carne de caza.
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