Un guiño a la tradición con otro aire en El Sardi

En esta taberna se mima el producto y el servicio y sirven todos los vinos por copas.

Santiago Santamaría y Mamen Bolado, en El Sardi.
Santiago Santamaría y Mamen Bolado, en El Sardi.
V. Castellano

El nombre de esta taberna evoca uno de los paseos más bonitos de España, el del Sardinero en Santander. De allí proceden sus propietarios, Santiago Santamaría y Carmen Bolado, que entre sus propuestas de picoteo hacen un guiño a su patria chica: queso picón, anchoas de calidad, orujos de Potes...

El Sardi es una taberna amable, donde el trato al cliente importa tanto como los productos que se ofrecen. Es una de sus principales señas de identidad y se nota rápido, nada más cruzar la puerta. El local ayuda. La media docena de mesas altas, una barra ancha y generosa en la que perfectamente se puede comer o cenar, y unas dimensiones muy al alcance de la mano, contribuyen a esa sensación de cercanía que enseguida se transmite.

De alguna forma, es lo que también refleja la carta de raciones, que mira a la tradición pero con un aire diferente; a esos guisos de la abuela que cuesta ver en la cocina del día a día. En la barra no suelen faltar carrilleras de cerdo ibérico guisadas con Martini rojo, pollo con langostinos en salsa de almendras, rabas encebolladas de Santander, salpicón de marisco con salsa de mango o clásicos como la ensaladilla rusa, que bordan en esta taberna.

Para las tablas de quesos siempre hay una docena de referencias donde elegir y el jamón y los curados son de bellota. De la calidad de las materias primas también hay una buena muestra en las vitrinas, con las tostadas como carta de presentación para un picoteo rápido.

El pan, de una afamada tahona del paseo de Teruel, es lo primero que llama la atención. Tanto o más que el lomo de arenque, de grosor considerable, que se presenta sobre una base de salsa tártara y confitura casera de pimiento del piquillo. También es curioso el montado de pollo al curry con cebolla pochada. Y ahora, en invierno, no faltan los platos de cuchara. Casi todos los días, cocido montañés, pero también salen de la cocina fabada asturiana, pochas con codorniz, garbanzos con langostinos o caparrones de Anguiano.

Y para acompañar este despliegue gastronómico, una exquisita atención al vino. Se puede elegir entre alrededor de 60 referencias y todos se sirven por copas. No hay miedo a que el vino tarde en rotar. Además, el precio de la copa aparece pintado en la botella, como en las tabernas antiguas.

El Sardi

Calle de Eduardo Dato, 23. Zaragoza. Teléfono: 696 484 612. Horario: martes a domingo, de 12.30 a 16.30 y de 19.30 a cierre. Descanso: domingo por la noche y lunes, cerrado.  -Ver otros restaurantes recomendados

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