Restaurante Oliva, del mar al Pirineo y al centro de la mesa

El restaurante jacetano Oliva está cargado de muchos detalles, a la mesa y en el diseño del local, que dibujan una moderna propuesta gastronómica.

Javier Díaz, María del Tiempo, Isabel España y José Luis Castro, en el restaurante Oliva de Jaca.
Restaurante Oliva, del mar al Pirineo y al centro de la mesa
A. Toquero.

En una localidad como Jaca, tan abierta al turismo, la oferta hostelera ha crecido notablemente en los últimos años y, en líneas generales, para bien. Si hace unas semanas se reseñaba en estas páginas la irrupción del bar Ona como una afortunada adaptación de la cocina tradicional a los nuevos tiempos, Oliva responde a la idea de cómo afrontar, de forma diferente, un negocio ligado a la gastronomía: absolutamente moderna y contemporánea.


Para empezar, por las propias características del local. Está diseñado como si fuera un anfiteatro, con distintos espacios en dos plantas, con mesas altas y bajas, donde al mismo tiempo se puede comer formalmente, picotear o tomar una copa. Un planteamiento muy dinámico que no se olvida de que, al final, lo que verdaderamente importa es que el cliente quede satisfecho.


En este restaurante, el grado de satisfacción lo marcan unos cuantos detalles. El nombre del local está relacionado con el cariño que le tienen a los aceites de calidad, que ponen la guinda a muchos platos. En este establecimiento también se intenta dar respuesta a la siguiente pregunta: ¿Por qué no apostar en el Pirineo por el pescado como argumento gastronómico principal? En Oliva lo hacen y no hay más que fijarse en la carta para comprobarlo: pulpo asado con parmentier, cazón en adobo, una ‘mijita’ de Málaga (fritura de pescado y verdura), falso tallarín de sepia con gambas, boquerones marinados con jengibre, lima y pimienta de Jamiaca, tataki de salmón...


Aunque en minoría, los carnívoros también tienen donde elegir alrededor de materias primas de calidad. Ahí están, por ejemplo, el entrecot de Abeerden Angus o el carpaccio de secreto de bellota con aceite parmesano.

Y a medio camino entre una propuesta y otra, jugando con la idea de que en la cocina casi todo es posible, se ofrece una receta de mar y montaña. ‘Del Mediterráneo al Pirineo’, se llama, un plato en el que se fusionan la gamba roja y la oreja de cerdo.


Otro detalle que no pasa desapercibido es el nombre de algunas recetas. Entre las sugerencias del chef hay ‘Gorilas en la niebla’, unos curiosos carabineros crudos infiltrados en cítricos que también se ofrecen en una versión al pil-pil. ‘Eduardo Manostijeras’ es una cigala doble cero de generosas proporciones abierta por la mitad y cocinada al horno con mantequilla de jengibre. Estas denominaciones, a lo que más ayudan, es a interactuar con el cliente.


Para compartir y menú del día

Toda la carta está pensada para compartir alrededor de detalles como los reseñados, que al final terminan por dibujar una propuesta gastronómica sorprendente, distinta y de calidad. También en las presentaciones. La ‘mijita’ de Málaga, por ejemplo, sale a la mesa en una caja de fresas de madera.


A diario, este restaurante ofrece un menú (8,50 euros) con un pequeño entrante y un segundo plato que suele mirar a la cocina asiática: productos salteados en el wok, sushi, soja... Y el domingo, el día de la paella.


Restaurante Oliva

Dirección: Calle de Zocotín, 11. Jaca (Huesca).

Teléfono: 974 362 471.

Horario: de 10.00 hasta cierre.

Descanso: cierra los lunes todo el día y los martes a mediodía.


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