Casa Terrero: los guisos de la abuela en pequeñas cazuelas

Los guisos clásicos de este local se han adaptado a raciones individuales servidas en cazuelas de barro. Es su forma de entender el tapeo.

Nacho Terrero y Roxana Germán, en Casa Terrero.
Nacho Terrero y Roxana Germán, en Casa Terrero.

Un aire muy riojano sigue teniendo el restaurante Casa Terrero, recién cumplidos los 18 años abierto en la gastronómica calle Estudios. Hoy, ese origen se sigue reflejando en muchos detalles, pero ha quedado un tanto eclipsado por la rica despensa aragonesa. Lo que no ha cambiado es el concepto, que pasa por darle un gran protagonismo al guiso clásico, a la cocina de la abuela.


En Casa Terrero uno se puede sentar a la mesa y disfrutar sin prisas en un amplio y discreto comedor, pero también lo puede hacer en la barra, con un vino en una mano y la vianda en la otra. A las dos posibilidades se adapta su propuesta gastronómica: a la clásica de un restaurante y a la informal de una taberna.


Para conseguirlo, la especialidad de la casa, esos guisos preparados a fuego lento, se sirven en pequeñas cazuelas de barro que permiten probar varias cosas en una misma visita. Judías rojas, patatas con chorizo a la riojana, garbanzos con bogavante, minialbóndigas en salsa de almendra, chipirones en su tinta… En fin, un recetario tan clásico como apetecible.


Eso sí, al entrar en Casa Terrero y encontrarse con la barra vacía no hay que asustarse. El género no se ha agotado. Los guisos reposan convenientemente en la cazuela y salen al momento. También se sirven raciones de curados, jamón, quesos, ahumados o patés, pero en esta zona de tapeo de la calle Estudios y adyacentes ya hay muy buenos bares especializados en estos productos, así que en Casa Terrero funcionan más como complemento que como argumento principal.


El montadito apenas tiene cabida, pero hay dos excepciones que en los dos casos incluyen queso brie fundido, en uno con jamón crujiente y en otro con mermelada de frambuesa con frambuesas naturales, con el acompañamiento de una pequeña croqueta de boletus. Es de las pocas concesiones al tapeo más tradicional.


Eso sí, si uno decide sentarse a la mesa la oferta se amplía un poco más. Por ejemplo, con una espectacular ensalada (la única que sirven), que lleva una base de hoja de roble, cogollos, boquerones, maíz, zanahoria, tomates pequeños, gulas… Y a partir de ahí luce colorista con fresas, frambuesas, grosellas, uvas, moras, kiwi… Una gran ensalada para compartir, por supuesto. Y lo mismo se puede decir del chuletón: plato refractario al centro, sal gorda, y a disfrutarlo en buena compañía.


Casa Terrero es un local de tarde/noche. De hecho, a mediodía solo ofrece servicio de restaurante previa reserva, pero no abre la zona de bar. Y a la hora de la comida, sin duda, el arroz con bogavante es el gran protagonista de sus fogones. En fin, todo un clásico que acaba de cumplir la mayoría de edad y que se mantiene en buena forma.


Casa Terrero.


Calle de Estudios, 8. Zaragoza.

Teléfono 976 202 200

Horario: de 20.30 a 24.00.

Domingo por la noche y lunes, cerrado


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