Graus celebra este sábado una nueva edición de una de las ferias más antiguas de Aragón: la de San Miguel, que se remonta al año 1201, como privilegio concedido por el rey Pedro II de Aragón. En los últimos años, esta feria generalista se acompaña de la feria caballar con periodicidad bienal. Esta última se desarrolló el año pasado, así que en 2013 no toca.

Hasta la revolución agraria que aconteció a mediados del siglo XX, la festividad de San Miguel, a finales de septiembre, tenía suma importancia, pues era el momento de afrontar los cambios en las explotaciones agrarias, grandes y pequeñas, del medio rural, una vez culminada la campaña de recogida de cosechas. Así, en este tipo de ferias se compraban y vendían animales imprescindibles para las tareas del campo y también los 'amos' de las casas más pudientes apalabraban la contratación de criados, mozos y pastores.

Ahora, sin embargo, los tiempos han cambiado y en las calles de Graus se ubicarán paradas, principalmente, de ropa, menaje del hogar, artículos de artesanía, decoración, calzados y alimentación.

Ni siquiera la feria caballar que se celebra cada dos años tiene el sentido comercial de antaño, ya que está más orientada a actividades lúdicas y recreativas, aunque siempre tiene lugar alguna transacción comercial.

La presente edición de la Feria de San Miguel incluye las pruebas del IV Concurso Canino Villa de Graus, valedero para el Campeonato de Aragón, que tendrá lugar en el Centro Recreativo Gradense entre las 10.00 y las 14.00.

Longaniza y chiretas

La celebración de esta feria puede ser un motivo más para acercarse hasta esta bella localidad ribagorzana, muy famosa también por sus indiscutibles atractivos gastronómicos. Así, es uno de los centros de comercialización de trufa negra más importantes de España. Aunque ahora no es temporada, este hongo siempre se puede comprar en conserva, en las tiendas de alimentación de la localidad, como en algunas carnicerías, en las que es indispensable adquirir también la afamada longaniza y otros embutidos que ya tienen mucha tradición.

Embutidos Artesanos Melsa es uno de los comercios con más solera de la localidad. Además de embutidos y curados, es de obligada degustación su cabeza de jabalí y la gallina trufada. También venden productos de mondongo, como torteta de sangre, blanca y negra, y la chireta, un plato tradicional de estas comarcas altoaragonesas que se pueden degustar en algunos restaurantes.

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