Restaurante

El Atrapamundos, tapeo del mundo en Zaragoza

La oferta de tapeo del mundo en este local tiene un aire muy callejero con panes muy diferentes.

Marta Fraile y Eni Muñoz, en la terraza del Atrapamundos, que da al Teatro Romano
Tapeo del mundo sin moverse de Zaragoza
AF

El bar restaurante Atrapamundos cambió hace unos meses de ubicación para convertirse en el café del teatro del Museo Cesaraugusta. La cultura, los viajes y la gastronomía siguen siendo los motores que mueven su maquinaria, pero este último concepto, el gastronómico, ha cambiado algo. El protagonismo sigue recayendo en las comidas caseras del mundo, pero sin que haya una carta amplia, sino más bien, apostando por concentrar esfuerzos e intentar ofrecer propuestas sencillas, originales y atractivas.


Hay un menú que se puede degustar de lunes a viernes (10 euros) con una visión muy internacional en el plato fuerte, pero tal vez el mayor interés resida en el picoteo informal que en esta época encuentra en la terraza del museo un escenario inmejorable. Ubicada en un callejón sin salida donde el tráfico no molesta, por la noche resulta espectacular cuando se ilumina el teatro.


De momento, la propuesta de picoteo está muy enfocada al fin de semana y pasa por comida sencilla e informal. Hay unas cuantas empanadillas (2 euros) como las chinas o las americanas de carne especiada; también se ofrece una amplia variedad de cremas para untar de todos los continentes (guacamole, de queso, humus magrebí, de pimientos con zumo de granada…) que se pueden degustar con panes especiales, e igualmente las tostadas se presentan sobre panes de pita o de la India.


La oferta de quesos también es muy interesante. Todos son artesanos (austriacos, franceses, australianos y algún español…) y se acompañan con diversas confituras y panes. El precio de la tostada de quesos es de 6,5 euros, y si se trata de una tabla para compartir, 12 euros.


En su afán por innovar y ofrecer propuestas diferentes, en este establecimiento, tres días a la semana, se organizan sesiones de idiomas y tapas. El martes, que tocaba francés, los participantes disfrutaron de una especie de olivada de aceitunas negras con verduras sobre una tostada. La tapa, la consumición y la dinamización de la conversación durante dos horas por un profesor nativo cuestan 5 euros. De momento, la iniciativa también se desarrolla con el inglés, los jueves, y con el ruso, los viernes, y en breve es posible que se incorpore el chino.


Los fines de semana, sobre todo, este planteamiento de trasladar a la mesa comida que bien podría definirse como muy callejera, se complementa con música (en ocasiones en directo) de los rincones más recónditos del planeta. Y la guinda, si se tercia, perfectamente la puede poner un experto en coctelería, diplomado en Burdeos, para el que desee disfrutar de una copa bien puesta mientras elucubra sobre lo que hace dos mil años podía estar sucediendo en ese pequeño rincón del imperio romano.



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