¿Qué pasa con las matemáticas, que se atragantan a los estudiantes?

Es que muchas veces, no se enseñan bien. En lugar de mostrar la diversión y el placer que suponen, se transmite un temor reverencial hacia ellas. Aunque es verdad que tienen una dificultad añadida respecto a otras asignaturas como la Literatura o la Historia, y es la abstracción. Si eso no se explica bien, los niños se bloquean.

Y si las matemáticas cuestan a todos los alumnos, a los niños con síndrome de Down todavía más…

Y además, se da por hecho que va a costarles. Muchos estudios se centran en sus problemas con el tema numérico, pero no se plantean cómo serían las cosas si les enseñáramos las matemáticas de otra manera.

¿Y tan importante es que aprendan matemáticas?

Es que yo creo que las matemáticas tienen un valor formativo para todas las personas, pero no solo porque te permiten saber cuánto cuestan las cosas en el supermercado. También te ayudan a desarrollar el pensamiento y te proporcionan una enorme capacidad de disfrute.

Y a partir de ahí, ha dedicado su tesis a buscar la manera de enseñarles mejor.

Pero siempre desde la matemática ‘seria’. Mi enfoque se basa en lo que los matemáticos piensan que es básico en la disciplina. Se trata de que los niños adquieran esa base mínima, a partir de la cual se pueden conseguir otras cosas.

Ha trabajado con niños Down de entre 3 y 8 años.

He diseñado actividades para trabajar conceptos básicos de geometría –el punto, la recta, los segmentos...– y vincularlos con los números. Un cuadrado sirve para explicar el número cuatro, por ejemplo. Todos tenemos intuición geométrica y los niños Down, además, tienen una buena capacidad visual.

¿Y cómo ha ido el taller?

La primera sesión fue un desastre. Pensé que no había nada que hacer y que el tema de mi tesis no tenía sentido. Pero entonces pasamos a la parte más visual, y nos sorprendió la capacidad de aprendizaje de estos niños.

Ahora que la tesis está acabada y aprobada, ¿cuál es el objetivo?

El reto ahora es que, a partir de este trabajo, se establezcan métodos que sirvan a los profesores en los colegios.

Usted conoce bien los problemas de estos niños porque tiene un hijo con síndrome de Down...

Luis tiene ahora nueve años. Cuando nació, todo el mundo me dijo que no podría aprender matemáticas. Y yo, que soy matemática, pensé que algo podría aportar para que eso cambiara.

¿A Luis le han servido las matemáticas?

No sabe sumar. Pero las matemáticas le ayudan a ser más despierto, a entender mejor el mundo. Este verano ha aprendido a jugar al dominó, y no sabemos cómo. Pero verle jugar con sus hermanos, su alegría cuando les gana... no tiene precio. Por eso creo que las matemáticas pueden aportar felicidad a los niños con Down, porque les hacen sentirse más capaces.

¿Y cómo llevan estos niños el pensamiento abstracto?

Hay quien dice que no tienen pensamiento simbólico. Pero esto ahora se pone en cuestión y yo creo que las matemáticas pueden demostrar que pueden pensar en abstracto.

Usted es una enamorada de las matemáticas. ¿Tan apasionantes son?

Te ayudan a desarrollar la capacidad de comprensión. A encontrar lo que tienen las cosas en común, e incluso, a comprender mejor al otro. Y como profesora, lo mejor es ver la mirada de un alumno al que le cuesta la asignatura en el momento exacto en que entiende un concepto.

Algo se podrá hacer para que gusten más a los chavales...

Hay que regenerar la forma de enseñar matemáticas. Ahora se retrasa mucho, con el argumento de que los niños pequeños no están preparados. Pero muchos niños de dos y tres años saben contar hasta cinco o hasta diez, ¡y eso ya son matemáticas! Los niños aprenden desde edades muy tempranas y tienen una inmensa capacidad de aprendizaje.