El diseño de la oficina o despacho de trabajo influye en gran medida a la hora de realizar la distribución de los espacios. Una oficina debe resultar agradable tanto para quienes trabajan en ella, ya que pasarán allí muchas horas, como para los clientes de la empresa, que deben sentirse cómodos en sus distintas visitas.

Por ello, a la hora de buscar la oficina en la que basar la empresa, es fundamental tener estancias bien diferenciadas y saber cuántas salas se necesitan. Lo habitual es preparar una de las habitaciones más grandes como despacho para el director. Del mismo modo que es fundamental que aquellas personas que estén en contacto permanente con personas de fuera, realizando entrevistas, por ejemplo, tengan intimidad y, por tanto, un despacho propio.

También hay que tener muy en cuenta en el diseño el contar con espacios grandes que permitan que los trabajadores puedan interaccionar entre sí. Por ello, situar diferentes escritorios en una sala amplia es una buena decisión.

Además es fundamental contar con el mobiliario más adecuado, permitiendo realizar todas las actividades a las que se dedica la empresa, así como el buen desarrollo de las tareas asignadas a cada trabajador.

Es muy importante tener en cuenta que lograr un buen ambiente laboral favorece la efectividad y productividad de los trabajadores. 

Si bien, la oficina perfecta no solo debe tener el espacio destinado a albergar los puestos de los trabajo, también hay que contar con elementos como los servicios tanto para el personal como para las visitas, y pequeñas salas en las que poder descansar.

Si la jornada de trabajo comienza temprano, llega al mediodía, o algunos de los empleados llevan turno partido, puede resultar necesario a la vez que práctico y cómodo para ellos, el contar con una sala tipo 'office', en la que dispongan de frigorífico, cafetera, microondas, y demás electrodomésticos necesarios para poder llevar la comida de casa o guardar algunos refrescos.

Además, hay que presuponer el número máximo de personas a los que se va a recibir, para equipar una sala como espacio de reuniones para que los clientes se sientan cómodos en todo momento, y salgan de la oficina con el sabor de haber tenido una buena experiencia.

En último lugar, pero no menos importante, está el tema de la ubicación y la accesibilidad. La sede de la empresa debe situarse en una zona que cuente con buenas comunicaciones con el resto de la ciudad, especialmente gracias al transporte público.