NUEVO DIRECTOR GENERAL DE LA CAI

Un 'jasp' al frente de Caja Inmaculada

El nuevo director general de la CAI debe afrontar retos complejos: el más inmediato, la fusión 'virtual' de la caja

Luis Miguel Carrasco, durante su primera intervención pública
Un 'jasp' al frente de Caja Inmaculada
CARLOS MONCÍN

El lunes se despejó por fin la incógnita, tras un mes de incertidumbres y quinielas. El elegido para ocupar la dirección general de Caja Inmaculada -en sustitución de Tomás García Montes, cesado el pasado 14 de diciembre- es un joven ejecutivo de Deloitte llamado Luis Miguel Carrasco, un profesional de la tierra, nacido en el zaragozano barrio de Torrero y formado en la Universidad de Zaragoza. Él será el encargado de gestionar la segunda caja de ahorros de la comunidad, en unos tiempos agitados para el sector.

 

Sus primeros pasos como primer ejecutivo de la CAI han sido muy bien recibidos. Minutos después de que el Consejo de Administración de la entidad financiera lo designara para el cargo, mantuvo un encuentro con los representantes de los trabajadores para darse a conocer y explicar de primera mano qué planteamientos tiene para la caja. Horas después, el martes, se presentó a la opinión pública en una multitudinaria rueda de prensa en la que avanzó las líneas generales (aún muy teóricas, puesto que aterrizaba en la entidad ese mismo día) de la que será su gestión.

 

Lo más destacado de su primera intervención pública fue el talante que mostró: dialogante, abierto y con deseos de contar con todo el mundo en la caja para "trabajar duro y lo más rápidamente posible", para que si las situaciones que puedan presentarse -dijo- "se convierten en oportunidades, no se pierdan y si se transforman en riesgos, no se materialicen". Fue también humilde y quiso transmitir tranquilidad y confianza: "Hay un cambio de director, pero la caja tiene su proyecto y no va a cambiar. Porque llegue un director general nuevo no tiene que virar radicalmente el rumbo de la entidad: debemos ser eficientes y gestionar bien, pero el proyecto es el mismo". En términos parecidos se pronunció cuando se le preguntó por los probables cambios que piensa introducir en su equipo de trabajo más próximo: "Habrá alguna pequeña incorporación, algún movimiento, ajustes, matices, pero nada muy significativo. No veo positivo que un director llegue a una entidad y se ponga a hacer muchos cambios para justificar su puesto. En la CAI hay excelentes profesionales, muy comprometidos con la caja, y voy a contar con el equipo directivo que tiene la entidad. No pienso hacer cambios bruscos, no lo veo necesario; no va a haber una reorganización".

Un sector en reestructuración

Carrasco dijo que era consciente de que el sector está en pleno proceso de reestructuración. Este es precisamente el reto más inmediato al que tendrá que hacer frente. El Banco de España lleva meses defendiendo la necesidad de una reorganización de las cajas de ahorros, de forma que se reduzca sensiblemente su número actual (de las 45 que hay ahora, el regulador quiere que se pase a no más de 15 ó 20). Esto no es un capricho, se parte de la base de que el nuevo entorno económico va a ser muy duro con las entidades financieras medianas y pequeñas, por lo que el Banco de España está sugiriendo a todas aquellas cajas cuyos activos consolidados no lleguen a los 50.0000 millones de euros que busquen la mejor fórmula de protegerse, vía fusiones tradicionales o SIP (Sistemas Institucionales de Protección). La CAI está en ese proceso. El nuevo director general recordó que se estudia el SIP como opción estratégica, "viendo si es una necesidad o una oportunidad", sin olvidarse de "explorar otras vías".

 

En este entorno, recordó que la caja aragonesa ha hecho un "ejercicio de responsabilidad y ha encargado un estudio (a Deloitte) para conocer cuáles son las perspectivas de futuro" y en base al informe de la consultora tomar la mejor decisión para la caja. No quiso pronunciarse sobre la opción que más le gustaría, pero sí dio alguna pista: "Todos estaríamos tremendamente felices si pudiéramos mantener al máximo posible la identidad de la caja".

 

Pese a que no hay conclusiones -se está a la espera de ver qué planteamientos se recogen en el informe de Deloitte- Carrasco sí dijo claramente que "ir en solitario sería la primera opción de la caja. Pero -explicó- hay que hacer un análisis serio y riguroso para ver qué perspectivas tenemos andando el camino solos".

 

Aparte de la posible fusión 'virtual' con otras cajas de ahorros (hay que recordar que el Consejo de Administración de la CAI aprobó el pasado 14 de diciembre el protocolo de intenciones "no vinculante" para crear un SIP con Caja Rioja y la Caja Insular de Canarias), Carrasco va a tener que hacer frente a una situación económica adversa que afectará a la actividad de la caja. La CAI ha sorteado con dignidad el pésimo 2009, pero tendrá que afrontar un 2010 que el sector prevé aún peor. Menor actividad, estrechamiento de márgenes, probable aumento de la mora (consecuencia de más paro) son algunos de los retos a los que tendrá que dar respuesta.