PLAN DE AUSTERIDAD

Salgado: " Habrá una pequeña contracción en la economía"

La ministra presenta el plan español al Ecofin, pero será la Comisión la que emita su valoración en dos semanas.

La ministra española de Economía, Elena Salgado, con colegas del Ecofin en Bruselas, ayer.
Salgado: " Habrá una pequeña contracción en la economía"
JOHN THYS/AFP

La ministra española de Economía y Hacienda, Elena Salgado, reconoció ayer que las nuevas medidas de ajuste fiscal anunciadas por el Gobierno, que pretenden un ahorro de 15.000 millones de euros entre 2010 y 2011, podrían acarrear "una pequeña contracción en la economía".

"Creo que cada vez que se acometen recortes en el presupuesto, es posible tener una pequeña contracción en la economía. Pero nosotros creemos que, en este momento, hay que poner el acento en la consolidación fiscal", dijo Salgado a su llegada al Consejo Ecofin, donde presentó su plan de saneamiento presupuestario ante los ministros de Finanzas de la Unión Europea.

La ministra confirmó que revisará a la baja, en unas décimas, la previsión de crecimiento económico en España para 2011, pero dejó claro que "menor crecimiento del previsto no quiere decir crecimiento negativo" en cualquier caso.

Según las últimas previsiones de la Comisión Europea, efectuadas antes del anuncio de los recortes adicionales, la economía española salió de la recesión en el primer trimestre de 2010, su PIB registrará un crecimiento del 0,1% en el segundo, retrocederá un 0,2% en el tercero y se incrementará un 0,2% en el cuarto, una décima más de lo previsto anteriormente.

Sin reservas

Los severos ajustes fiscales anunciados por España y Portugal para restablecer la confianza de los mercados y contribuir a la estabilización de la zona euro pasaron ayer sin reservas por el Consejo de ministros de Economía y Finanzas de la UE (Ecofin).

Tras su presentación la noche del lunes a los miembros de la zona euro (Eurogrupo), todos los socios europeos escucharon las explicaciones de las autoridades españolas y portuguesas, que desgranaron las medidas de austeridad anunciadas en ambos países para acelerar la reducción de sus respectivos déficit públicos.

Según fuentes diplomáticas españolas, ninguna delegación pidió la palabra después de que el secretario de Estado de Economía, José Manuel Campa, comunicara en nombre de España el alcance de los recortes del gasto previstos para 2010 y 2011.

Ni al Ecofin, ni tampoco al Eurogrupo, les cabe la responsabilidad de desentrañar si planes como el español o el portugués se adecúan técnicamente a los objetivos perseguidos.

Trabajo de la Comisión

Ese es el trabajo que está realizando la Comisión y será sobre su informe cuando los ministros se harán su composición de lugar, que será mucho más política que la de la Comisión. Podría ser que la Comisión juzgará los esfuerzos españoles suficientes, o que no, y tanto en un caso como en el otro el Ecofin graduará su respuesta.

Precisamente el comisario europeo de Asuntos económicos y monetarios, Olli Rehn, destacó que las medidas adicionales de ambos países "van claramente en la buena dirección". Insistió, no obstante, en que el Ejecutivo comunitario tiene que proceder ahora a una evaluación "cuantitativa y cualitativa" de los dos paquetes de medidas, y confirmó que presentará su dictamen los días 7 y 8 de junio.

No parece indicar nada bueno que, en esta tesitura, el presidente del Gobierno esté buscando apoyos para reformar el anquilosado mercado laboral español, en el que Europa le viene reclamando cambios desde hace años. Pero esta actuación buscaría más facilitar el empleo (y los ingresos fiscales por rentas, además de los ahorros en subsidios de desempleo), en el medio plazo, y no en los tiempos que se barajan para recortar déficits públicos en España, mucho más cortos.

Buenas palabras -sobre todo en público-, las han cosechado los planes español y portugués los dos últimos días en Bruselas. No podía ser de otra manera, porque no hay elementos de juicio suficientes para desautorizarlos ni es políticamente el tiempo de hacerlo, si es que procediera criticarlos.