"Lo que ves está hecho por los alumnos de las Escuelas Taller"

En la Escuela Taller 'Casco Histórico IX' los alumnos cobran un sueldo de unos 500 euros y ya han superado los seis primeros meses de formación.

Finísima labor de marquetería en esta caja realizada por los alumnos.
Finísima labor de marquetería en esta caja realizada por los alumnos.
Luis Giménez

La Escuela Taller 'Casco Histórico' de Zaragoza es uno de los centros que participan en este programa para la inserción laboral juvenil. En estas instalaciones de la sociedad municipal Zaragoza Dinámica, se desarrollan tres módulos: mantenimiento y reparación de edificios; soldadura y cerrajería; y carpintería, para la fabricación y montaje de muebles. Se trata de una iniciativa en la que colaboran el Instituto Aragonés de Empleo y el Ayuntamiento de Zaragoza.


En la Escuela Taller 'Casco Histórico', en la calle de San Blas, los alumnos han superado ya los primeros seis meses y cobran un sueldo de unos 500 euros. Los trabajos con los que se van curtiendo y por los que reciben su salario sirven para la recuperación del patrimonio histórico-artístico de la ciudad así como algunas obras nuevas.Puertas de San Pablo

"Alumnos de nuestras Escuelas Taller levantaron los tabiques de este centro de San Blas, y han hecho los muebles o el equipamiento; en general, todo lo que ves: desde el perchero al marco de las puertas", afirma Alfonso Gómez, gerente de Zaragoza Dinámica. De alumnos de las Escuelas Taller son también las puertas de San Pablo o de la iglesia del Portillo. "Nuestros alumnos están muy bien considerados, el 50% encuentra trabajo en los seis primeros meses", dice Gómez.


José Antonio Olón es el profesor de fabricación y montaje de muebles. En un taller muy bien organizado, varios alumnos se afanan en diversos trabajos, algunos con la sierra, otros preparando piezas. "Van aprendiendo las técnicas según el trabajo que vaya viniendo al taller, y en lo que no llegue por encargo se trabaja también para que las aprendan", explica Olón.


Daniel Zapata es uno de los alumnos. Ahora tiene 24 años y se apuntó tras perder su empleo como fontanero. "Llevaba un tiempo en el paro y vi que en la escuela taller podía aprender otro oficio y además ganar un dinero fijo", explica Daniel. Por su experiencia laboral previa no necesita instrucción en las responsabilidades del trabajo pero sí valora el certificado de profesionalidad que puede obtener al final de la escuela taller pues "yo no acabé la ESO y los título que tenía en fontanería solo me valían para eso". Lo que más le gusta es "barnizar y los despieces (la preparación de las piezas para hacer un trabajo) pero, en general, me gusta que no tengo que estar en una clase sino que estoy moviéndome y a veces hacemos salidas", afirma.


Olón les ha dado también "clases de Autocad y de otras herramientas tecnológicas porque es lo que manda la actualidad, pero conocen todas las técnicas manuales y eso es un valor cada día más grande porque todos los talleres se han mecanizado mucho".


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