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Los sindicatos de GM rechazan dar a Magna el apoyo que pide para seguir en la puja por Opel

El comité europeo del fabricante de automóviles reitera que sin plan industrial no respaldará ninguna oferta

Sief¡gfred Wolf, co-presidente de Magna, explica su plan para Opel, en mayo pasado.
Los sindicatos de GM rechazan dar a Magna el apoyo que pide para seguir en la puja por Opel
herbert pfarhofer/efe

zaragoza. Los sindicatos representados en el comité de empresa de General Motors Europa rechazaron ayer en Rüsselsheim (Alemania) firmar el documento de apoyo que el fabricante de componentes austriaco-canadiense Magna reclama para seguir adelante en su puja por el negocio europeo de GM, articulado en torno a la marca germana Opel.

Los representantes de los trabajadores de las plantas europeas de GM, entre ellos la zaragozana de Figueruelas, acordaron por unanimidad no dar su espaldarazo al memorándum entregado por directivos de Magna la noche anterior al presidente del comité de Opel, Klaus Franz, porque en el mismo solo se hablaba de su plan de ahorro con muchas medidas que no les gustaron y, sobre todo, porque no se decía nada de su plan industrial (inversiones de futuro, nuevos modelos, etc.).

Sin contactos con BAIC y RHJ

Pese a que el miércoles la compañía austriaco-canadiense sí entregó a representantes de los Gobiernos de España y Aragón información sobre proyectos de futuro (una inversión de más de 1.000 millones de euros hasta 2013 para Figueruelas, donde además del nuevo Meriva se seguirá haciendo el próximo Corsa, este -como ahora- compartido con Eisenach), nada de esto se dijo a los sindicatos en el documento entregado a Klaus Franz. "Asumimos que podemos estudiar sus medidas de ahorro, pero siempre que la compañía nos ofrezca un plan industrial, así que si no se nos dice nada de este, no podemos apoyarles", indicó Pedro Bona, miembro del comité europeo de GM en representaión de Figueruelas y del sindicato UGT. "Decidimos enviarles por carta nuestro rechazo a su planteamiento, y lo mismo haremos con los otros si se dirigen a nosotros, lo que no ha ocurrido hasta ahora", añadió Bona en referencia a los otros candidatos a comprar Opel que están en liza, el grupo chino Beijing Automotive Industries Corp (BAIC) y la belga RHJ International, filial de la firma financiera estadounidense Ripplewood.

Magna había comunicado a los sindicatos, según explicaron Bona y Salvador Salas, secretario general del Metal de CC. OO., también presente ayer en Rüsselsheim, que para seguir adelante con sus negociaciones para hacerse con la nueva Opel debían contar con el respaldo de los representantes de los trabajadores y que, de no ser así, se podía poner en riesgo su interés por la filial europea de GM. Salas quitó hierro a esta amenaza al considerar que esas palabras obedecen a una estrategia en la negociación. En ese sentido, lejos de perder peso en la puja, Magna lo está ganando, según están reflejando en estos últimos días informaciones aparecidas en varios medios alemanes. Ayer, por ejemplo, el diario económico 'Handelsblatt' publicaba que "Magna pasa de nuevo a la ofensiva" y hablaba de las negociaciones para resolver flecos pendientes con dirigentes de General Motors en Estados Unidos, aunque al final acababa reconociendo que "no hay todavía una decisión final".

A los contactos entre Magna y GM se refirió Salvador Salas, que acudió a la cita de ayer por el Foro Europeo de Metalúrgicos (FEM), al destacar que según la información facilitada en una o dos semanas se prevé que la compañía austriaco-canadiense defina finalmente si el preacuerdo firmado para hacerse con el control de la nueva Opel -para el que cuenta con el respaldo financiero del banco ruso Sberbank- se convierte en un acuerdo definitivo o, por el contrario, se va al traste.

En próximos días se espera, así las cosas, que la oferta china o la de la filial de Ripplewood se definan mejor para saber si cuentan con más o menos apoyos que Magna para llevarse el gato al agua. En ese sentido, el diario chino 'Shangai Daily' publicó ayer que GM había confirmado la oferta de BAIC, cuyos detalles apuntan un recorte de 7.584 empleos, en el que se incluye el cierre de la fábrica belga de Amberes mientras proyecta la construcción de una nueva factoría en China.