CRISIS ECONÓMICA

La inflación amenaza con desatar la 'tormenta perfecta' en España

El temor a la deflación hace apenas un año y medio deja paso al efecto contrario, que puede ahondar en el temido estancamiento. Una subida de tipos por el BCE sería mala para España, aunque no se prevé a corto plazo.

La gasolina acusa ya la subida de los precios del petróleo.
La inflación amenaza con desatar la 'tormenta perfecta' en España
EFE

España lleva tres largos años navegando en aguas revueltas, cuyas olas parecen ir tomando altura a base de desconfianza y unos datos que no terminan de despegar sino que, más bien, han empezado a campar a sus anchas. La fuerte oleada viene ahora incorporada en un huracán que podría traernos una especie de 'tormenta perfecta' a través de unos precios que empiezan a descontrolarse. El riesgo es que a partir de ahí se desencadene un tsunami y la economía acabe de nuevo en una crisis más aguda.

El control de la inflación, con la crisis, se dejó en la bodega. Incluso en 2009 atravesamos un periodo de deflación ante el vertiginoso descenso de los precios, que trajo ganancias de poder adquisitivo a colectivos tan importantes como los más de ocho millones de pensionistas. Pero en los comienzos de 2011, en que se empieza a hablar de ciertas signos de recuperación -todavía poco sólidos, sin embargo- y en que los datos macroeconómicos, siendo malos, no lo son tanto como en el pasado más reciente, hemos derivado del peligro de la deflación a la estanflación, esto es a un incremento significativo de los precios (la inflación finalizó en 2010 en una tasa del 3%), al tiempo que hay estancamiento económico (crecimiento cero o en décimas negativas), y una tasa de paro que ya ha superado el 20%.

La responsable de Coyuntura de la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas), María José Fernández, argumenta que la actual subida de los precios obedece a tres factores: el incremento de los costes energéticos, por encima de la tasa del 10% y camino del 15%; el encarecimiento de los alimentos no elaborados, con una tendencia ascendente debido a las condiciones meteorológicas, y el alza de la cotización de las materias primas en los mercados internacionales; y, en tercer lugar, el aumento de los tipos impositivos, los del IVA en julio pasado y los del tabaco en diciembre.

Considera Fernández que la subida de los precios no se debe al incremento de los salarios, como ha ocurrido hasta ahora, cuando generaban una espiral de mayor consumo, más demanda de producto y el consiguiente encarecimiento. De momento, según explica María José Fernández, no hay que preocuparse porque la inflación subyacente (en la que no se incluye ni la energía ni los alimentos elaborados) sigue estando baja. Por tanto, el problema se ha dado, sobre todo, por la subida del IVA, que ha repercutido con un 1,5% en la tasa de inflación.

Cuando se sale de una crisis, la prioridad no es recuperar el consumo sino, según explica Fernández, que mejoren los beneficios empresariales para que las compañías inviertan y, a partir de ahí, aumente el empleo neto y la demanda privada.

La subida actual de los precios supone un traspaso de la renta hacia el Estado, sostiene esta experta, que justifica la necesidad de que esto ocurra porque de lo contrario se produciría a costa de los márgenes empresariales, lo que de nuevo nos volvería a traer al riesgo de la espiral perniciosa anteriormente descrita de elevar los sueldos.

No hay estanflación

Si llegara a producirse la estanflación, que María José Fernández descarta con rotundidad que vaya a suceder, sería todavía más difícil salir de la crisis. Pero tal y como están evolucionando los indicadores macroeconómicos, «no creo que haya una recaída de la crisis», aunque «nunca se puede descartar». La subida de la inflación lo que sí va a provocar es una ralentización en la recuperación, lo que se viene a unir a «nuestros desequilibrios», que son los que ya nos están haciendo salir mucho más despacio que otros países de nuestro entorno europeo.

Por todas estas razones, Fernández descarta que el Banco Central Europeo (BCE) vaya a incrementar los tipos de interés a corto plazo, dado que la inflación subyacente aún sigue siendo muy baja en toda Europa. Solo subirían si aparecen los llamados efectos de 'segunda ronda', la cual vendría originada por un aumento generalizado de los salarios en la zona del euro.

El profesor del IESE Javier Díaz-Giménez no es tan optimista como lo son en Funcas. Apunta que España tiene una inflación por encima de la media de la 'zona euro' (3% frente al 2,3%), un crecimiento económico muy por debajo y el doble de la tasa de paro. «No es que se corra el riesgo, es que técnicamente ya estamos en la estanflación», afirma. Incluso comparados con los tres países que podrían tener unos indicadores parecidos, también encuentra matices. Grecia lo tiene peor porque su inflación está en el 5%; en cambio, Irlanda puede tener otras complicaciones, pero no la de los precios, que están en tasas negativas (-0,2%). España, por tanto, estaría perdiendo competitividad frente a otros países de la zona del euro.

Otro pacto

La única solución que hay en estos momentos para acabar con la estanflación es alcanzar un pacto nacional de salarios, sostiene el profesor del IESE, dado que el resto de los problemas que presionan al alza los precios (petróleo, materias primas o impuestos) son iguales para todos. «La diferencia está en las retribuciones», insiste Díaz-Giménez, para apuntillar que si éstas bajan -como ya está pasando, reconoce-, «los precios crecerán menos».

Por parte del Gobierno, el secretario de Estado de Economía, José Manuel Campa, descarta que España esté ya en estanflación. Su argumento principal es que la economía española a lo largo de 2011 dejará de estar estancada, que es una de las condiciones para que se dé el fenómeno.