EMPRESAS

La crisis de la vivienda reducirá un 18% el consumo de cemento este año en la primera caída desde 1996

La crisis del ladrillo hará que el consumo de cemento caiga este año entre un 15% y un 18%, según las previsiones presentadas este jueves por la patronal del sector (Oficemen). Si se confirman los augurios, el desplome sería el primero desde 1996, cuando comenzó la 'locura' del mercado inmobiliario español. Oficemen advirtió que este descenso de la actividad podría afectar al empleo en el sector, sobre todo a los contratos eventuales y a las subcontratas.


La organización aseguró que, ante la desaparición el pasado día 1 de la denominada tarifa eléctrica industrial, su factura energética se ha disparado un 40% ante la negativa de las compañías eléctricas a firmar contratos bilaterales.


"Estamos preocupados", reconoció Jean Martín Saint León, presidente de Oficemen, que explicó que el consumo de cemento cayó un 16% en el primer semestre del año. La huelga del transporte también impactó en el negocio, con un descenso de las ventas del 33%. Saint León subrayó la necesidad de dar un giro al negocio para adaptarse a las nuevas condiciones impuestas tras "los excesos del pasado" y ofertar productos "más acordes a las necesidades del mercado interior".


El directivo expresó su confianza en que la obra civil supla el déficit que causa ahora la menor actividad residencial. En este sentido, Saint León advirtió que la licitación pública (sobre todo la autonómica) no consigue "por ahora" hacer ese papel, por lo que pidió a las administraciones un esfuerzo. Y es que a pesar de que impulsen las licitaciones de proyectos, pasa un largo tiempo desde que se aprueban las obras hasta que el cemento llega a ellas.

Coste energético


La patronal, que insistió en que sus empresas están dispuestas a arrimar el hombro en esta crisis, pidió al mercado financiero que rompa con el pasado y restablezca la confianza en las empresas.


Saint León subrayó que uno de los aspectos que más daño hace a las cementeras es el alto coste de su energía. Al desaparecer la tarifa industrial, las empresas se ven abocadas a negociar unos contratos bilaterales con las eléctricas que, hasta la fecha, se antojan imposibles.


Y es que las condiciones ofrecidas no convencen a los grandes consumidores, que se ven obligados a acudir al mercado diario (el denominado 'pool') para acabar pagando hasta un 40% más de lo que gastaban hace apenas un mes. Las grandes industrias (que tienen un consumo muy intensivo de energía) crearon en septiembre de 2007 una central de compras de electricidad (Fortia) que no ha tenido ningún éxito. De hecho, seis de sus creadores la han abandonado.