MACROECONOMÍA

La crisis pasa factura a Europa

Los europeos vamos a pagar caras las alegrías americanas con el crédito hipotecario: medio punto de crecimiento en la Eurozona este año con respecto a las previsiones del pasado otoño y 6 décimas el que viene, de acuerdo con datos hechos públicos por la Comisión europea, en su ejercicio semestral de Previsiones Económicas.


Joaquín Almunia, comisario de Asuntos Económicos y Monetarios de la UE, no ocultaba la importancia del impacto de la crisis en la economía europea, cuya manifestación más perniciosa va a ser, probablemente, un repunte de la inflación hasta niveles hace mucho tiempo desconocidos en Europa: el 3,2 en la Eurozona este año y el 3,6 en la UE-27.


En España tendrá una manifestación aún más drástica por sus conocidos problemas en sectores escasamente competitivos: el 3,8 este año y el 2,6 el que viene, con una caída del crecimiento económico hasta el 2,2 el ejercicio en curso (por debajo incluso de las previsiones de Solbes, que las cifra en el 2,3%), que será aún más mediocre el que viene, un 1,8 por ciento. El vicepresidente económico ha apuntado que el avance de la actividad en España repetiría en 2009, lo que supone una diferencia ya notable, del orden de medio punto.


Predecir el futuro es algo por lo que se ha pagado siempre, en Delfos y en el confesionario y esto de las previsiones económicas no deja de ser un ejercicio de adivinación. Con apoyo informático, pero adivinación a fin de cuentas. El Fondo Monetario Internacional dijo hace una semana que la Eurozona crecería este año el 1,4 por ciento y en Bruselas se llevaron las manos a la cabeza, porque consideraban que, en su ejercicio de adivinación, al FMI se le había ido la mano. Ahora, los económetras de la DG-II (la de Economía) sacaron un 1,7%, (y un 1,5% para el que viene) de la chistera, lo que tampoco es para echar las campanas al vuelo, teniendo en cuenta que el potencial de crecimiento de los países del euro oscila entre el 2 y el 2,5 por ciento.


Décimas arriba o abajo, tanto da. De lo que se trataba ahora era de demostrar que Europa está mejor que Estados Unidos. En finanzas públicas, en deuda y en déficit exterior. Y con estos mimbres, Almunia construyó un mensaje político de confianza, en clave macroeconómica: "el crecimiento económico se está moderando en la UE y en la zona euro, decía, y las actuales tensiones inflacionistas, importadas del exterior, son motivo de preocupación. Aunque las economías de la UE han demostrado elasticidad frente a las crisis externas, y se prevé que, aunque en menor grado, persistirá la creación de empleo, es preciso seguir insistiendo en el mantenimiento de políticas económicas sólidas, y evitar cuidadosamente que se desencadene una espiral inflacionista, que afectaría muy en especial a las familias de baja renta".

Los ciudadanos

Es decir, que el peso de la crisis lo van a soportar la gente de a pie, que es hacia la que la política monetaria europea está derivando desde hace años todos los desmanes de la economía internacional, ya sean estos debidos a la perversión del modelo capitalista por parte de sus principales valedores, (las hipotecas subprime y su venta por los tenedores como activos para obtener cobertura de riesgos, por ejemplo), o por el muy oscuro negocio del petróleo, en el que intervienen muy pocos y casi todo se paga en dólares. La actual escalada de precios del crudo se explica, en parte, por el desfondamiento del dólar: los países productores, que cobran en dólares, suben el precio porque la divisa americana está por los suelos.


Luego, los que compran la gasolina para el coche en Europa obtienen un precio indexado en euros sobre dólares devaluados, pero nadie parecen en la UE quererle meter mano a un mecanismo perverso, que hace que la gente pague, entre otras cosas muchísimos impuestos, por lo que objetivamente no lo vale.


Una ONG alemana, Transparency Internacional, hizo público un informe en el que se da cuenta de que la mayor parte de las empresas petrolíferas muestran una escasísima predisposición a dar publicidad a lo que pagan en los países donde operan. En la lista se constata que Shell, o BP, son locuaces en Nigeria y Rusia, respectivamente, pero las cuentas del petróleo en Argelia, Angola, Azerbaiyán, Brasil, China, Congo, Kazastán, Malasia, Nigeria, Noruega, Qatar, Rusia, EE.UU. y Venezuela son muy poco claras. Pero la inflación, en Europa, se la comerán los salarios.