MACROECONOMÍA

La competitividad española mejora con la crisis

Las principales economías europeas muestran signos de superar la crisis, mientras la española les va a la zaga. El Gobierno, consciente de las dificultades de salir adelante con una estructura productiva fuertemente afectada por el desplome de la construcción, y de su grave secuela de destrucción de empleo, intenta aliviar ese impacto con el recurso al sector exterior. La competitividad de bienes y servicios españoles mejora, pero lo hace lentamente. El diferencial de precios alcanza máximos históricos, y se trata de aprovechar al máximo, y cuanto antes, esa ventaja.


Mes a mes, el Banco de España publica un indicador de competitividad de la economía española frente a la Unión Europea de 27 socios y respecto al conjunto de la zona euro. Desde octubre de 2008, cuando el impacto de la crisis financiera empezó a afectar a la economía real, tras la quiebra de Lehman Brothers, la economía española ha pasado de un índice 103,7 a un indicador 103,2 respecto al conjunto de la Unión Europea, y de un 104,3 a un 103,4 con respecto a la zona euro. La caída de este indicador refleja mejoras de la competitividad, por ahora insuficientes.


Ser competitivo supone ser capaz de colocar en mercados distintos del propio los bienes -y en menor medida los servicios- en condiciones de precio y calidad que atraigan a los consumidores y usuarios locales. El seguimiento algo más completo que lleva a cabo el Ministerio de Industria permite analizar la competitividad del sector exterior, comparando para ello la evolución de los precios españoles respecto a los de otros países con los que mantenemos relaciones comerciales. La ganancia de competitividad ha sido de 0,6 puntos en el primer semestre respecto a la zona euro.


En el caso del conjunto de países que integran la Unión Europea, como al factor precios se añade la evolución de los tipos de cambio, la fortaleza del euro nos ha restado oportunidades y ventajas.


Recetas para la salida

Alemania, Francia, y Portugal, entre otros países de la zona euro, se han sacudido la etiqueta de estar "en recesión" con los avances que sus respectivos Producto Interior Bruto (PIB) experimentaron en el segundo trimestre de este año respecto al primero. En España, el PIB se limitó a atenuar su caída. La evolución intertrimestral no es un dato concluyente, pero proporciona algunas pistas ciertas sobre la evolución económica.


Los datos revelan que el relanzamiento de Francia y Alemania responde, sobre todo, a una rápida y sorprendente recuperación de su sector exterior. Los dos 'motores' de la zona euro han hecho frente con medidas excepcionales al agudo impacto de la crisis sobre sus industrias de la automoción, y ambas cosechan temporalmente los efectos de las ayudas. En Francia, la mayor pujanza de las ventas al exterior ha ido acompañada de cierta contención de las importaciones y de un sostenido esfuerzo del gasto doméstico. En definitiva, dos modelos bien distintos de medidas de estímulo -muy focalizadas, las germanas, y más generalizadas, sin ningún pudor por su carácter de ayudas públicas, las francesas- empiezan a cumplir sus objetivos.

Los programas anti-crisis del Ejecutivo español se han volcado, hasta ahora, en la protección al desempleado, el fomento de la demanda interna (los 400 euros del IRPF), el saneamiento bancario y estímulo al crédito. Las empresas confían en que el proyecto de ley de Economía Sostenible -por ahora un enunciado de intenciones- pueda abarcar ayudas a la mejora de la competitividad, tras el fracaso de las propuestas empresariales en la mesa del diálogo social.