La crisis está pasando factura al autoempleo. Las personas sin trabajo, que hartas de buscar se decantaban al comienzo de la crisis por probar suerte con una tienda o un bar, ahora se lo piensan dos veces antes de lanzarse a la aventura de ser sus propios empleadores. Lo prueba el hecho de que desde enero hasta agosto de 2010 ha habido solo 13 aperturas de negocio, mientras que hasta el mismo mes del año anterior hubo 40, lo que representa un 32% menos, según datos de la Cámara de Comercio de Zaragoza. Un descenso que matiza Elena Batanero, técnico del Servicio de Creación de Empresas y Asesoría Empresarial de la Cámara de Zaragoza, al considerar que a la vuelta de verano las aperturas pueden todavía repuntar dado que algunos prefieren esperar a esa fecha para levantar la persiana. "Las consultas hemos tenido más o menos las mismas. Este año 400 hasta agosto y el año pasado 469. De ellas les hemos hecho estudio de viabilidad a 90 propuestas", afirma. Lo que sí se ha notado es el bajón en aperturas, ya que en años anteriores a la crisis llegó a haber en el mismo periodo, los siete primeros meses del año, 50 inauguraciones en 2008 y 83 en 2007. "El periodo medio desde que lo piensan hasta abrir el negocio se ha alargado bastante, sobre todo por problemas de financiación al tener que peregrinar por la banca para conseguir un crédito", apunta Batanero. "Aún así, a las personas que abren un comercio de proximidad para asegurarse una nómina les está yendo bien. Saben dónde se meten y que han de ajustar mucho los gastos". Batanero explica que ha cambiado el perfil del emprendedor: "Hace unos años venían profesionales con el proyecto prácticamente ultimado. Ahora vienen, sobre todo, parados e inmigrantes que ven en el autoempleo su única alternativa".