AGRICULTURA

El campo no está para grandes fiestas

El sector agrario no renunció ayer a festejar la celebración de su patrón, San Isidro Labrador, pero lo hizo sin dejar de pensar en la crisis y los bajos precios.

Mayo, día 15. San Isidro Labrador, patrón de los agricultores. Procesiones, comidas populares o concursos de arada y habilidades con las herramientas y maquinarias del campo. Ayer, la mayoría -por no decir todas- de las localidades aragonesas cumplieron la tradición y festejaron al santo madrileño al que, según cuenta la leyenda, ayudaban a labrar los ángeles mientras él rezaba.

Pero el campo no está para mucha fiesta y aunque los agricultores se dieron ayer un respiro y pusieron buena cara al mal tiempo, festejaron San Isidro preocupados como están por los precios, por el futuro de las ayudas de la Política Agraria Comunitaria y por todas las reivindicaciones que todavía están sobre la mesa de la ministra de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino y del propio presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero.

"Es un día de fiesta agridulce", destacaba el secretario general de UPA en Aragón, José Manuel Roche. De celebración en su pueblo natal, Lechago (Teruel), Roche aseguraba que "aquí no se habla de otra cosa que de la complicada situación del sector".

El agrario, como el resto de los sectores productivos, no se ha librado del zarpazo de la crisis. La caída del consumo y la guerra de precios -a la baja- en la gran distribución han hecho que los precios de sus productos estén por los suelos, mientras no han dejado de crecer los costes de producción, alentados por la subida de la energía y los carburantes. También nota la falta de liquidez, el aplazamiento de los pagos y las dificultades para acceder al crédito. Y vive con incertidumbre los debates sobre el rumbo que tomará la Política Agraria Comunitaria -y sus ayudas- a partir de 2013.

"La principal conversación que tenían hoy (por ayer) los agricultores en los actos patronales era que si las ayudas desaparecen ya nos podemos marchar", explicaba Roche, que, esperanzado, matizaba que "al menos en Bruselas ya se habla de regular los precios porque se han dado cuenta de que o cobramos lo necesario para ser competitivos o tendrán que mantener las subvenciones tal como están".

Agradecer el clima y la cosecha

También desde Teruel, el presidente de Asaja-Aragón, José Manuel Cebollada, reconocía que aunque de fiesta "los agricultores están muy preocupados".

Al menos los profesionales agrarios "agradeceremos al santo que las condiciones del clima han sido este año buenas", destacaba Cebollada. Incluso las bajas temperaturas de los últimos días han sido bien recibidas por los cultivos de cereales "a los que les va bien el tiempo así, fresco", recordaba José Manuel Penella, miembro de la ejecutiva de UAGA-COAG. Dicho de otra manera, los agricultores aragoneses prevén una buena cosecha -algo retrasada pero buena-, tanto de fruta, cuya campaña comienza ahora, como de cereal de invierno, en cuyos campos comenzarán a entrar las cosechadoras a comienzos de junio.

En lo que no tienen tan buenas previsiones es en los precios. "Vemos en las lonjas cómo las cotizaciones de los cereales que ahora tendrían que estar repuntando están todavía muy a la baja", señalaba Penella, que no sabe encontrar una explicación a lo que sucede en los mercados de futuros y teme que, como sucedió hace dos años, la volatilidad de los parqués provoque de nuevo el interés por el cereal al que muchos inversores acuden como valor refugio.

"Tampoco es bueno que los precios se disparen de esa manera", insistía Penella, que como el resto de los representantes de las organizaciones agrarias reitera que los agricultores solo quieren para sus productos unos precios "justos, equilibrados, competitivos", que les permitan seguir con rentabilidad en sus explotaciones.

Contra la especulación

"Nos vamos a tener que encomendar a alguien más que al santo", reconocía el secretario general de Araga, José Manuel Tornos, que insistía en que, a pesar de que la tradición manda y San Isidro continúa siendo festejado en numerosas localidades de Aragón, "la verdad es que hay poco que celebrar". Como el resto de sus colegas sindicales, Tornos está preocupado por los precios y convencido de que "la especulación va a predominar más que nunca", auguraba.

Por eso Araga ya está pensando en alguna fórmula o algún proyecto para buscar alternativas de comercialización para sus socios.