Rafael Mateo Alcalá: "Además de producirla, el objetivo es consumir energía renovable"

El consejero delegado de Acciona Energía, alcañizano, explica los retos de transformación del sector.

Rafael Mateo Alcalá, consejero delegado (CEO) de Acciona Energía, en Zaragoza.
Rafael Mateo Alcalá, consejero delegado (CEO) de Acciona Energía, en Zaragoza.
Toni Galán

¿Hacia dónde va el sector energético?

Claramente hacia una total descarbonización. Después de muchos años de emitir CO2 y al ver los daños que eso ha producido, sobre todo al planeta, y con los efectos en el cambio climático, hay una conciencia generalizada de que solo hay un sendero. Y que hay que descarbonizar más combustibles fósiles, utilizando más energía eléctrica, por supuesto de fuente renovable, u otros vectores energéticos como gases o hidrógeno renovables. De esa forma el objetivo a corto plazo, y no es que sea nuestro sino de la Unión Europea, es llegar a ser cero emisiones netas en el año 2050 y un 50% de electricidad de origen renovable.

¿Solo hay que pensar en energía verde?

Hasta hace poco la energía era no verde, pero ahora la apuesta solo es esa. Durante esta transición van a estar conviviendo los dos tipos de energía. Hoy está la tecnología desarrollada y desplegada para que a futuro la energía verde en sus distintas fuentes de producción energética, con distintas tecnologías, sea la única base de la producción eléctrica. Si bien, como en toda transición, lo antiguo sigue funcionando durante un tiempo y lo nuevo tarda un poquito en acabar de entrar. Pero no cabe duda que la apuesta es solo verde, sí.

¿No se está yendo demasiado rápido?En las protestas de los agricultores se dice que el Pacto Verde debería ir a menor velocidad.

Una transición no se puede dejar a medias, quedar inacabada. Hay que ir rápido, pero ordenadamente. Y tiene que estar bien planificada, teniendo claro cuál es el objetivo final, conseguir que toda la generación eléctrica sea producida con fuentes de origen renovable.

¿Está España bien posicionada?

Durante un tiempo fue muy por delante, hace dos décadas o dos décadas y media. Pero luego estuvo parada casi otra década por razones regulatorias y de apuestas en direcciones contrarias a las que se debería. Ahora España está muy bien posicionada, tiene un mix mucho más favorable que el de otros países europeos, con mayor penetración de renovables. El precio de la electricidad comparado con Centroeuropa puede ser del orden de 20 o 30 euros más barato en España, y eso es por la mayor penetración de renovables.

El precio de la electricidad sigue alto.

El precio de la energía estuvo altísimo el año que estalló la guerra de Ucrania, porque Europa, en general, había cometido el error de depender de un combustible que no tiene, que es el gas, y el que producía y vendía ese gas en ese momento era Rusia, que ponía el precio que quería a los volúmenes que quería. Y eso Europa lo sufrió, especialmente Alemania, que se ha dado cuenta ya de que no puede seguir dependiendo de ningún combustible de terceros y que tiene que desarrollar las fuentes de energía propias. Y la fuente de energía propia por autonomía autóctona, ilimitada, limpia y de coste cero es la de las renovables.

¿Y eso se ha solucionado?

Europa ya no depende tanto de Rusia, ahora depende mucho de Estados Unidos.

¿Eso es bueno?

En términos de precios está claro que la energía no es gratis. Porque para producir energía renovable detrás hay una ingente actividad, un gran despliegue teconológico, hay personas, salarios, inversiones, soluciones ambientales.

Aragón es una potencia en renovables, la segunda de España, pero en generación de empleo es la sexta.

Lo que pasa es que producir energía renovable no es el único objetivo, el objetivo además es consumirla, porque si se produce y no se consume es una inversión ociosa. Entonces hay un importantísimo reto de electrificar más la economía, de incentivar los consumos eléctricos, de favorecer la instalación de centros de datos que son altos consumidores de energía limpia. Creo que hay una tarea importantísima de redirigir los incentivos o las políticas públicas hacia una mayor electrificación, hacia una mayor sustitución del uso de combustibles fósiles importados que no tenemos por electricidad procedente de recursos naturales nuestros que sí tenemos.

En Aragón se ha anunciado un nuevo impuesto a las renovables. ¿Qué le parece?

Como todos los impuestos, tiene una intención regulatoria. Como principio, con el medio ambiente no se tranza. Si una planta afecta al medio ambiente lo que hay que hacer es no autorizarla. Permitir una planta y luego exigirle un impuesto por su afección al medio ambiente no va a favorecer inversiones en este tipo de actividades.

¿Qué planes tiene Acciona en Aragón?

Estamos construyendo parques eólicos en la provincia de Teruel, algunos ya casi terminando, otros a punto de empezar. Estamos operando plantas hidráulicas en Aragón y también desarrollando un proyecto de hidrógeno en el polígono Plaza de Zaragoza.

Trabajó usted muchos años en Endesa, fue director de la térmica de Andorra. ¿Cómo vive hoy la transición del sector?

Llevo 42 años largos en el sector y, sí, trabajé en una central térmica de carbón de la que no quedan ni vestigios. Por tanto, he sido testigo en primera línea de la transformación. Lo único que siento es no tener 20 años menos para ver más avances del hidrógeno y otras cosas. Pero no tengo duda de que la transformación se produce en cuanto hay la necesidad y se dispone de la tecnología. Y eso es lo que ha ido pasando en los últimos 40 años y va a ir pasando en los siguientes, pero más deprisa. 

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