La filoxera que atacó los campos europeos a finales del siglo XIX llegó hasta un viñedo situado en Burdeos, donde una familia se dedicaba a los vinos desde 1842. Los Lalanne se vieron obligados a marcharse y, una vez cruzados los Pirineos, se enamoraron de la tierra prepirenaica, concretamente, de Barbastro. Se asentaron en 1894 en la Finca San Marcos y, desde entonces, generación tras generación, la familia Lalanne ha introducido el método francés en la DO Somontano.

Actualmente, Laura, Leonor y Lucrecia, las tres hermanas Lalanne, están a cargo del ‘château’ que sus antepasados construyeron según el concepto de casa familiar y bodega unida rodeada por un campo pionero: "Nuestros viñedos fueron las primeras plantaciones en la zona de variedades traídas desde Burdeos, como cabernet sauvignon, merlot, syrah, pinot noir y chardonnay, plantadas sobre pie americano con el objetivo de evitar para siempre la filoxera", afirma Leonor Lalanne.

Viñedos únicos

La especial tierra del Somontano se abrió a este método francés: "Que las variedades se adaptaran hizo que muchas de las bodegas que hoy en día pertenecen a la DO Somontano se sintieran atraídas por esta tierra al poder utilizar estas variedades vitivinícolas", relata Lalanne.

Sin embargo, los viñedos de esta familia asentada en zona barbastrense mantienen una característica que los diferencia del resto de los de la DO Somontano: "Nuestro suelo presenta una pedregosidad elevada, lo que hace que sea muy drenado", asegura. "La temperatura de la zona, a su vez, permite que la plantación cale en profundidad en busca de humedad y frescura, contribuyendo así a que las uvas obtenidas posean una gran calidad", afirma la barbastrense.

Uno más en la mesa

Este desarrollo de la uva deriva en un vino y cava que acompañan a las mesas navideñas de toda la región desde hace décadas como un comensal más. "La Navidad es momento de compartir, con familias y amigos alrededor de la mesa, buenas carnes, buenas comidas y, por supuesto, buenos vinos". Para las hermanas esta época no solo se convierte en la más "entrañable" sino en la que más trabajo tienen. Por ello, para los Lalanne, "ser elegidos para compartir estos días con ellos es todo un honor año tras año". La oferta de vinos es amplia, adaptada para cada ocasión, y en los momentos para brindar, su cava Lucrecia Brut Nature es el producto más especial: "Seguimos usando el método tradicional champenoise de fermentación en la botella", asegura Leonor. Todos sus productos se pueden encontrar en la página web y en puntos de venta por toda la región, a excepción del Lalanne Gran Reserva 1982 y del 1990, que solo pueden adquirirse en las bodegas.

Sabor a Prepirineo

Bodegas Lalanne no solo acompaña a las mesas aragonesas en sus celebraciones, sino que también es un buen regalo para los amantes del buen vino. Una opción que acierta seguro es el paquete ‘CatanDO Somontano'; una selección de tres vinos que recoge la esencia de esta denominación de origen desde una bodega que habita en su mismo corazón: "Siempre hay ‘packs’ de promoción, por eso, animo a todos a que pasen por nuestra casa", asegura Leonor Lalanne. Esto lleva a otra opción de regalo, esta vez, una experiencia única en la que catar esa esencia desde su mismo centro en una de las visitas guiadas que ofrece Lalanne.

Espacio idílico

La familia Lalanne, generación tras generación, acoge de gran agrado encargarse del negocio y, las hermanas, además, le han dado salida a ese "entorno especial que tiene esta bodega" que enamoró a sus antepasados hace más de cien años, organizando bodas, comuniones y otro tipo de eventos. Por eso, la pasión por la uva y la tierra destaca en las hermanas Lalanne, que son conscientes de "la suerte de trabajar en este mundo que es precioso. Vivir en un entorno así y participar en él siempre va a ser muy especial", asegura Leonor.