Heraldo del Campo

gente de tierra

Una arqueóloga que lucha por dar valor a las mujeres del campo

Pilar Edo era arqueóloga en el Centro de Estudios del Jiloca. En 2014, cambió de vida para llevar las
tierras y el ganado de su familia.

La agroganadera Pilar Edo maneja un hatajo de 400 ovejas en extensivo, además de 250 hectáreas de cereal.
La agroganadera Pilar Edo maneja un hatajo de 400 ovejas en extensivo, además de 250 hectáreas de cereal.
Guada Caulín

"Que una mujer llevara 250 hectáreas de cereal y un hatajo de alrededor de 400 ovejas en extensivo no era nada habitual", asegura Pilar Edo, arqueóloga por estudios y ganadera y agricultora de Calamocha por circunstancias familiares. En 2014, su vida dio un giro y se propuso intentar tomar las riendas de las explotaciones de su familia en Jiloca. La decisión de Edo recibió el apoyo absoluto de su familia y vecinos, así que la arqueóloga pasó a ser "la chica que lleva el tractor".

El campo no era nada nuevo para Pilar, miembro destacado del colectivo Ganaderas en Red, un proyecto que sirve para generar y reforzar vínculos entre las ganaderas españolas.

Pese a no haber seguido el proceso de producción completo, "en el mundo rural, la gente que hemos nacido en este seno familiar, desde pequeños, hemos colaborado o dejado de ir a la escuela algún día para ayudarles", asegura la agricultora. Además, pese a ser un sector masculinizado, sus vecinos se volcaron en ayudarla. "El mundo de la agricultura es muy complejo, pasa por quitar piedras hasta saber un poco de mecánica y de administración", indica Edo, quien también cree que ese proceso de aprendizaje no acaba, es cosa del "día a día".

La arqueóloga forma parte del colectivo Ganaderas
en Red

Edo es ganadera y agricultora, pero no olvida su otra pasión: la arqueología. Aunque el campo siempre le ha gustado y no le supuso un gran sacrificio el cambio de trabajo, sigue colaborando, ahora como voluntaria, en el Centro de Estudios del Jiloca. "Las temporadas que no tengo mucho trabajo, sigo investigando para quitarme el mono, aunque no descarto volver en el futuro", asegura la ganadera.

Orgullosa de vivir en su pueblo, donde tiene a su familia y amigos, participa en colectivos que reivindican activamente el medio rural y el sector primario como "una de las áreas que más contribuye al mantenimiento del paisaje; porque que haya gente en los pueblos significa que el espacio está cuidado", reafirma la agricultora.

Pese a asegurar que la vida en el pueblo es un "gustazo", la lucha por la calidad de vida sigue siendo la reivindicación más importante para la ganadera: "Tenemos derecho a elegir y tener los mismos servicios". Por eso, parte importante del día a día de Edo se centra en denunciar que el medio rural esté "denostado", y más en el caso de las mujeres.

Edo lucha por el reconocimiento profesional y
la equidad

La mujer en el medio rural

Pilar Edo no habla de integración de la mujer, sino de una falta de reconocimiento, "ya no solo como cuidadoras, madres o hijas, sino como profesionales en todos los sectores". Para Edo, las mujeres rurales están "bastante poco valoradas, pero son ellas las que movilizan asociaciones culturales y equipos de gobierno".

La ganadera, que lucha cada día contra las ideas preconcebidas en ambientes que necesitan cambiar para conseguir equidad, afirma que se ha ganado mucho en derechos gracias a un cambio de mentalidad estos últimos años, "la prueba es que cada vez haya más mujeres en los pueblos", afirma.

Por eso, es "fundamental" crear una comunidad fuerte, como lo está consiguiendo junto a Ganaderas en Red, con acciones como el libro ‘Sabores y raíces’, en el que se revaloriza a las antepasadas que movilizaban la sabiduría gastronómica y cultura popular "que nos han hecho ser las mujeres que somos", explica Edo. Pero, sobre todo, se trata de un espacio en el que las mujeres del campo español se sienten libres de promover y ser escuchadas por otras trabajadoras como ellas: "Muchas se sienten muy solas y aisladas. Las redes no siempre son buenas y contar con grupos de amigas con las que poder hablar es necesario para dejar de sentirnos incomprendidas", afirma la ganadera.

"Estamos porque estamos a gusto, pero la vida es complicada. Las administraciones y la PAC no lo ponen fácil para poder sacar nuestros productos con un valor justo", asegura Edo. A esto, se le añade la dificultad de encontrar explotaciones disponibles si no son familiares. "Nos hace falta más apoyo e inversión, hay mucho que revisar en esta lucha continua con las administraciones", reivindica la agroganadera turolense.

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