Jefe de Economía de HERALDO DE ARAGÓN

Complicado frente laboral

La DGA debe hacer frente a los problemas más graves del entorno laboral.
La DGA debe hacer frente a los problemas más graves del entorno laboral.
Betrixia

Asistimos a una ralentización de la economía que, según indica la comisión de coyuntura de CEOE Aragón, no nos llevará a una recesión, como se temía que ocurriría en los primeros meses de este año. La caída de los índices macroeconómicos se ha retrasado, pero la desaceleración se empieza a sentir ya en algunos sectores de actividad, mientras que en otros se ven las cosas con más claridad, posiblemente porque hay menos problemas en las cadenas de suministros y porque los disparados precios dde la energía y de las materias primas registrados hace un año se han ido moderando.

En este escenario, la citada comisión de coyuntura de la patronal aragonesa apunta que la variable clave que hay que seguir en los próximos meses es el empleo. «Mientras no se produzca un deterioro severo del mismo, seguiremos hablando de enfriamiento económico, pero no de recesión», afirma.

Aragón cerró el segundo trimestre del año con una tasa de paro del 8,59%, según la Encuesta de Población Activa (EPA)publicada a finales de julio. En cuanto al paro registrado, los Servicios Públicos de Empleo indicaron que en agosto había 52.953 personas apuntadas en las oficinas correspondientes en Zaragoza, Huesca y Teruel. Una y otra cifra ponen de manifiesto que aún estamos lejos de esa tasa de pleno empleo (un paro del 5%) a la que dijo aspirar Javier Lambán como presidente del Gobierno de Aragón. A los socialistas, en todo caso, les ha gustado destacar que cerraron su segundo mandato al frente de la DGA hace unos meses con un descenso del paro más que reseñable. En julio de 2015, cuando se hicieron con los despachos del edificio Pignatelli, había 91.804 personas desempleadas en la Comunidad.

La evolución del paro, aunque positiva, no refleja los principales problemas que tiene hoy el mercado laboral en Aragón, ambos extraordinariamente preocupantes y con problemáticas distintas. Uno es el de siniestralidad, una auténtica lacra que con la racha negativa registrada este verano ha elevado hasta 25 el número de personas fallecidas en Aragón en 2023. El otro, la creciente dificultad que están teniendo las empresas para hacerse con el personal formado que necesitan para llevar adelante sus proyectos de futuro o, simplemente, mantener su actividad a buen ritmo.

El pasado miércoles, el mismo día en el que Mar Vaquero, vicepresidenta segunda y consejera de Economía, Industria y Empleo, presidía el Consejo Aragonés de Seguridad y Salud Laboral (CASSL), un trabajador de 29 años perdía la vida en un accidente ocurrido en una empresa de Esplús, en la provincia de Huesca. En ese encuentro del CASSL, en el que participaron representantes de la DGA y de los agentes sociales, patronales y sindicatos, el Ejecutivo autonómico decidió con ellos destinar 440.000 euros a la puesta en marcha de acciones en materia de prevención de riesgos laborales. Vaquero dijo ahí que está cuestión será «prioritaria» en esta legislatura, aunque todo lo que se haga será insuficiente si no hay trabajadores mejor formados y las empresas no se emplean a fondo para frenar esta sangría, controlando no solo a sus empleados sino a los de las contratas y subcontratas que trabajan para ellas.

En lo que atañe a las vacantes de empleo que no se cubren, la solución es más compleja y está relacionada con la actualización de los planes de estudio de las universidades y de otros centros de formación. Es decir, de actuaciones cuyos resultados se obtendrán a más largo plazo. Félix Longás, presidente de la comisión de coyuntura de CEOE Aragón, decía el pasado viernes que este segundo semestre las empresas de la Comunidad necesitarán contratar a 25.000 personas, pero 15.600 de esos empleos, reconocía, son de difícil cobertura.

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