Turquía, destino de referencia en suministros

El impacto de la rotura de la cadena logística global en la industria de Europa y el mundo ha hecho que empresas aragonesas y españolas vean en el mercado turco un aliado estratégico para exportar y también para proveerse de componentes y materias primas básicas para la producción

Eduardo Villarroya, de IQE, junto a su hermano Pablo, en la inauguración de la planta de Eti Soda, que pertenece al grupo Ciner (uno de los más grandes de Turquía)
Eduardo Villarroya, de IQE, junto a su hermano Pablo, en la inauguración de la planta de Eti Soda, que pertenece al grupo Ciner (uno de los más grandes de Turquía)
IQE

Por accesibilidad, cercanía y un ecosistema empresarial parecido al de España con mucha pyme y negocio familiar, además de una posición privilegiada entre Asia y el Viejo Continente, Turquía está llamada a convertirse en «la nueva fábrica de Europa» o su gran proveedor. Más de dos años después de que la crisis de suministro estallase y no se haya corregido del todo, este país con 87,4 millones de habitantes y un flujo comercial con España de 18.000 millones (entre importaciones y exportaciones) se postula como actor fundamental en el abastecimiento de componentes industriales y materias primas a la eurozona. Así lo entiende Vicente Balbín, delegado en Turquía de la Cámara de Comercio Hispano Turca, que está cooperando con la misión multisectorial de empresas aragonesas a Estambul del 24 al 29 de septiembre organizada por la institución cameral de Zaragoza. «Es para importadores y exportadores. A los primeros les diría que es un país con una amplísima base industrial y una enorme capacidad de producción, en muy buena posición para buscar proveedores. Pero para los que quieran vender en este mercado se hace más complicado que antes ya que la lira turca se ha devaluado mucho y al importador turco le sale muy caro comprar al extranjero. Salvo que sean productos muy diferenciados, es difícil».. Turquía, recuerda, es «un mercado más suministrador que de exportación». El país representa una gran ventaja logística y la oportunidad de abastecerse en un tiempo corto, solo 60 horas, que hay desde allí a España con el beneficio que supone no esperar un mes o más como está ocurriendo con muchos envíos procedentes de Asia. Además, «Turquía se adapta muchísimo a las peticiones que hacen las empresas aunque los pedidos sean de menor tamaño y tienen fábricas de casi todo».

Lo sabe muy bien Eduardo Villarroya, director gerente de Industrias Químicas del Ebro (IQE). «Realmente nuestros primeros contactos se iniciaron hace más de veinte años. Allí observamos un mercado interno con un alto potencial y ayudó la firma del Tratado de Unión Aduanera entre Turquía y la Unión Europea en 1996», recuerda. En 2022 «el porcentaje de negocio del grupo IQE en este mercado representó el 3%, lo que supone casi un 6% de sus exportaciones», si bien, subraya Villarroya, «es más importante para nosotros importar ya que Turquía como productor de carbonato sódico –junto a Estados Unidos y China– es de los fabricantes mayores del mundo». Con un una facturación el pasado año de 149 millones, IQE se trae más de 40.000 toneladas al año de esta materia prima para sus hornos de Bilbao y Zaragoza. Sin dejar de lado las exportaciones, primero al sector de la cerámica y los detergentes y después a otros como el del caucho, fertilizantes, pinturas y tunelería, «la inflación no las favorece», apunta este empresario. Este año «está en el 45%, la mas alta con diferencia de la OCDE, lo que ha llevado al Banco de Turquía a subir los tipos del 8.5% al 15%. Y la lira se ha devaluado cerca del 30% desde inicios de 2023».

Las exportaciones a Turquía desde Aragón sumaron el pasado año un valor de 450.893 euros siendo productos industriales y tecnológicos los primeros, seguidos de bienes de consumo y del sector agroalimentarios. Lo importado se elevó a 906.335 euros. En lo que va de año las ventas a ese mercado suman 365.604 euros y las compras 396.302. «Turquía es un mercado estratégico que ha cobrado mucha relevancia en los últimos años sobre todo con la invasión de Ucrania al haber hecho de intermediario en la salida de grano», asegura Miguel Ángel Martínez, jefe del Servicio de Promoción Exterior en Cámara de Comercio de Zaragoza. «Hasta que la hiperinflación que sufre el país no vuelva a su cauce, no se materializará la importancia que este mercado gigantesco tiene para comprar y vender», señala. «A corto plazo por la devaluación de la moneda puede resentirse, pero en el medio y largo plazo volverá a ser un prioritario», apunta.

La devaluación de la moneda local respecto al euro es un handicap, reconoce Pedro Pablo Andreu, director general de la empresa zaragozana Fersa Bearings, fabricante de rodamientos para la automoción. «Turquía es un mercado con potencial, pero muy competitivo por la presencia de productores locales e importadores desde China». Aunque en su caso han incrementado las ventas de forma estable durante los últimos cinco años, solo suponen el 1% de su facturación global. Aconseja además «tener un transitario aduanero de confianza en Turquía para que ayude a realizar los trámites de importación correctamente y con rapidez».

Turquía está entre las 20 economías más grandes del mundo y tiene una población muy joven. Su ecosistema empresarial, con una miriada de pymes y muchas empresas familiares, se parece bastante al español, un país con el que tiene mucho en común, incide Balbín, delegado de la Cámara de Comercio Hispano-Turca. «No es un país para ir y volver sino para estar y dar continuidad a las relaciones comerciales», apunta.

«En los últimos años hemos crecido del 1% a casi el 3% de las ventas totales del grupo», señala Eduardo Sanz, director general de Airtex, fabricante de bombas de agua y combustible para el sector automovilístico. «El crecimiento ha sido constante. Es un país que está creciendo mucho y las perspectivas son muy buenas». Su debilidad, añade, «es la inestabilidad de su moneda, en la actualidad, muy devaluada».

Prefiere ver las ventajas -como su situación estratégica en la confluencia de grandes mercados como el europeo y el asiático- Moisés Galve, gerente de Soluciones Luminiscentes, una de las empresas que participa en la próxima misión comercial a Estambul de Cámara de Zaragoza. «Su cercanía y facilidad como proveedor nos ha llevado a dar este paso», dice. «Los envíos desde Asia se demoran cada vez más. Están fallando los plazos de entrega y hay que buscar alternativas», explica. Su propósito al ir a Estambul es «buscar estabilidad en los transportes y precios más competitivos» cuando están pendientes de un envío desde Shanghai que esperaban para septiembre y no van a recibir hasta mediados de octubre si no es a finales. «Eso es insostenible», asegura. Además, según Galve, «las empresas que trabajan para el mercado turco lo siguen haciendo de manera recurrente: son proveedores que fabrican igual de bien que los asiáticos y su cercanía permite tener el producto en menos días».

Rocío Calvo, gerente de Exportación de ventas de Araven, que también participa de la misión comercial impulsada por la Cámara de Zaragoza a Turquía, confiesa que «con el repunte de turismo que ha experimentado el país en los últimos años, la división de Hostelería ha decidido retomar los contactos con los que trabajaba en el pasado», convencida de que «es un país importador y nuestro producto encaja a la perfección con sus necesidades». Además, añadió, en este mismo mercado «están desde hace unos años con su división de Transporte de Compra (cestas y carros para supermercados), que cuenta ya con una red de distribución y clientes entre las más importantes cadenas y tiendas», destaca.

Eduardo Barrón, del departamento comercial de la empresa oscense Metalúrgica Torrent (Metosa), que fabrica tornos convencionales y de control numérico, con un 80% de exportación a más de 75 países, asegura que este año han vendido dos al mercado turco. «Los tres últimos años no se había hecho nada y estamos tratando de levantar este mercado», indica este economista que cursó el master del ICEX en Turquía donde ha estado varios años trabajando como asesor de comercio internacional y recalar ahora en esta empresa aragonesa que abrió hace seis años fábrica en La India. «Muchas compañías como Saica o BSH hace años que tienen implantación en Turquía. Su posición geoestratégica entre Europa y Asia, sus costes más baratos, aunque la lira esté ahora muy devaluada y ser un país con tanta base industrial hace que muchas empresas dispongan de un ‘hub en Turquía», afirma, seguro de las oportunidades que ofrece.

«No hay diferencia entre trabajar con Turquía y otros mercados de Europa», asegura Gustavo Rufas, responsable de Ventas en la empresa Artibal, en Sabiñánigo, que vende barnices adhesivos plásticos para contacto alimentario a una multinacional en Turquía. «Los trámites son sencillos. Lo llevamos haciendo dos años y estamos contentos», asegura.

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