Telefónica, una empresa a tiro de piedra para los extranjeros por su debilidad en Bolsa

La brutal competencia y la necesidad de fuertes inversiones para el 5G llevan años penalizando al sector en Europa.

Un panel de Telefónica en el Palacio de la Bolsa, a 6 de septiembre de 2023.
Un panel de Telefónica en el Palacio de la Bolsa, a 6 de septiembre de 2023.
EP

Fuerte guerra de precios que erosiona los márgenes y una acuciante necesidad de inversiones para desarrollar tecnologías como el 5G. Son dos de los factores que en los últimos tiempos han presionado a las telecos europeas en Bolsa, dejando sus cotizaciones en niveles que pueden invitar a la compra de grandes participaciones de cara al potencial futuro, sin necesidad de llevar a cabo un gran esfuerzo financiero.

Sin duda este es el escenario que ha favorecido la irrupción del capital saudí en Telefónica, uno de los valores con mayor peso en la Bolsa española y que ayer respondió a la operación con subidas de más del 2,5%, que al cierre se moderaban al 0,27%. Los títulos de la operadora se mantienen así en 3,76 euros, un tímido repunte lejos de los 3,889 euros que llegó a marcar en máximos intradía y que deja su capitalización por debajo aún de los 22.000 millones de euros.

Es más, el valor sigue anclado lejos de los 4,15 euros que llegó a rozar a finales de abril. Y pierde un 9% desde entonces. Una caída que se aceleró en agosto tras perder como su primer cliente en Alemania al operador 1&1, después de que esta compañía alcanzase un nuevo acuerdo con Vodafone.

"La baja capitalización de la compañía, síntoma común en el sector europeo, implica una infravaloración que la hace susceptible de adquisiciones en un momento complejo para el sector", explica Javier Molina, analista senior de eToro. "Con su valor actual, adquirir un 10% se antoja altamente eficiente para STC Group", añade.

Sobre todo teniendo en cuenta que los 2.100 millones de euros que STC pagaría en la operación comparan con un valor de mercado del grupo saudí de más de 49.200 millones. Es decir, a la firma árabe no le ha supuesto un gran esfuerzo convertirse en el principal accionista de la operadora, teniendo en cuenta que con el movimiento consigue su objetivo de diversificar inversiones más allá del petróleo y contar con presencia no solo en España, sino también en las redes de comunicaciones de Alemania, Reino Unido o Brasil. Es decir, mucho potencial a un precio relativamente bajo. "La jugada de STC no es menor y para nada podemos afirmar que está fuera de precio, dado el alcance e implicaciones para la parte compradora", explica Molina.

Rebote insuficiente

Lo cierto es que el sector de las telecomunicaciones sumaba años de debilidad en Bolsa, siempre a rebufo de los rumores de consolidación que finalmente no terminaban de concretarse. Pero la esperanza de este tipo de operaciones, que contribuirían a una disminución de la competencia, se reactivó con la fusión de Orange y MásMóvil y otros posibles movimientos como la integración de la filial británica de Hutchison con Vodafone, que también ha recibido ofertas de fondos por su unidad española.

La agitación en esta industria y la reciente mejora de resultados también ha permitido a Telefónica recuperar el favor de los inversores este año. Pero la subida acumulada no ha sido suficiente para volver a niveles más acordes con su potencial. Es más, el gran problema es esa persistente debilidad bursátil que se refleja en una caída de la cotización de más de 60% desde que Álvarez-Pallete asumiese la presidencia en 2016, cuando las acciones rondaban los 10 euros. Todo a pesar del intenso proceso de reducción de deuda acometido por el directivo, y que era una de las grandes preocupaciones de los accionistas.

Aunque el mercado aún quiere saber de una forma más certera si el fondo saudí mantendrá su apoyo al actual equipo gestor, la estrategia y, sobre todo, los dividendos de la compañía, de momento parece que han acogido con agrado la operación. Elena Fernández-Trapiella, analista de Bankinter, recuerda que Telefónica refuerza su objetivo de "contar con una base de accionistas estables de largo plazo". Además, con la información disponible, el coste de adquisición habría sido de 3,6887 euros por acción, el cual "representará un suelo informal para la cotización a partir de ahora".

A la espera de más detalles, la recomendación para el valor sigue siendo de 'comprar', con un precio objetivo de 4,20 euros por acción, lo que aún deja un notable potencial alcista para Telefónica respecto a los precios actuales.

En el mismo sentido se manifiesta Antonio Aspas, socio y consejero de la gestora de fondos Buy & Hold, al insistir en que "Telefónica contará con un inversor estable a largo plazo, cuya presencia podrá restar volatilidad a su evolución bursátil y asegurar un más fácil acceso a capitales en caso de que la compañía lo requiriese".

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