Schmitz Cargobull mantiene las ventas en 160 millones pese a haber fabricado menos

Schmitz Cargobull, que estrenó nueva fábrica en Figueruelas el pasado agosto, acaba de cerrar su año fiscal (de marzo de 2022 a marzo de 2023) con un resultado similar en facturación, 160 millones, al del año pasado, pero con menos vehículos producidos: 3.878 frente a las 4.913 del ejercicio precedente. 

Este menor volumen de semirremolques, lonas y furgones, no se ha debido a la falta de pedidos, explicó Jordi Romero, su director general, sino a la crisis de suministro de materiales y el alargamiento en plazos de entrega que viene ocasionando la guerra de Ucrania desde hace un año.

Las expectativas para 2023 es llegar a producir 5.000 unidades. «Hemos contratado a 30 personas y estamos formándolos. En mayo arrancaremos con un segundo turno para poder incrementar en 1.500 los semirremolques este año. La planta zaragozana, que supone el 10% del volumen de producción del grupo alemán, emplea a 298 trabajadores y llegará a 330 con las nuevas incorporaciones.

«En estas instalaciones hemos ganado en calidad y eficiencia en procesos. Ha mejorado también el ambiente de trabajo, ya que en la antigua nave estábamos mucho más apretados». Disponen además desde octubre de placas fotovoltaicas de autoconsumo que les permiten estar fabricando el 33% de la energía que consumen.

Con una reducción del 3,5% –finalmente la inversión ha sido de 16,6 millones frente a los 19 presupuestados–, la nueva fábrica permitirá, señaló Romero, fabricar nuevos vehículos e incrementar la gama de productos, si bien de los nuevos desarrollos se ocupa la central en Alemania. De los semirremolques producidos en Figueruelas el último año, 2.094 se destinan al mercado nacional, casi un 50%, y el resto se reparte en mercados del Norte de África, mitad de Francia y sur de Italia.

Frente a ejercicios anteriores, en los que Schmitz Cargobull crecía más que el sector, en 2022 cayó más, un 16%, cifró Romero, porque «el retraso en los plazos de entrega nos afectó más que a la competencia». 

Romero reconoció que «dicho retraso complica el cierre de operaciones», lo que sumado a «la bajada de volumen esperada por el cambio de fábrica» les ha restado producción.

El hecho de que Rusia fuera un mercado importante para este fabricante y tener que desmontar toda la estructura que tenían en el país, también les ha impactado. 

No obstante, las previsiones son positivas. El objetivo, apuntó el director general de la planta, es estabilizarse en volumen este año. «De hecho, lo hemos empezado a plena capacidad», concluyó.