La bajada de precios energéticos permitirá a España esquivar la recesión a pesar del frenazo

El FMI rebaja su estimación de crecimiento al 1,1% para este año y anticipa que la inflación se moderará al 3,7%.

Sede del Fondo Monetario Internacional en Washington.
Sede del Fondo Monetario Internacional en Washington.
Yuri Gripas / Reuters

La resistencia del mercado laboral, los menores riesgos en la cadena de suministro y cierta contención en la escalada inflacionista han logrado tapar los peores augurios que hace solo unas semanas se cernían sobre la economía global. Pero hay un factor que ha sido determinante por encima del resto para que los analistas alejen el riesgo de una recesión que en verano aparecía en sus estimaciones como prácticamente inevitable.

Ese factor no es otro que la moderación de los precios de las materias primas y, sobre todo, del gas, cuyos contratos de futuros de referencia en Europa cotizan hoy en 58 euros por megawatio/hora. Un desplome del 80% respecto a los 300 euros que se alcanzaron en agosto.

El respiro de la crisis energética no se nota solo en términos de precios. Tal y como recuerda Marko Mrsnik, director de ratings soberanos de S&PGlobal, las reservas en Europa se encuentran actualmente en el 90%. "Esto es muy importante porque, a pesar del frío, al final del invierno deberían estar aún por encima del 50%, lo que facilitará los esfuerzos para rellenar y evitar un posible riesgo de desabastecimiento", indica. Una visión que dista mucho de la que el consenso manejaba en verano, cuando incluso se hablaba de cortes de suministro en algunos países como Alemania, muy dependiente del gas ruso. El hecho de que España no lo sea está detrás de la mejora de estimaciones generalizada para 2022.

El FMI fue el último en sumarse a esta tendencia, elevando en seis décimas su anterior previsión, hasta el 5,2%, gracias también a la mejora del turismo y el aumento del empleo. La institución valoró además de forma muy positiva la reforma laboral "con una proporción significativa de trabajadores que cambiaron de contratos temporales a permanentes".

La vicepresidenta económica, Nadia Calviño, valoró este jueves de forma "muy positiva" esta nueva estimación del FMI, que "avala" la política económica del Gobierno, sobre todo, en lo relativo a la respuesta a la inflación y la responsabilidad fiscal. En concreto, los directores del FMI destacaron la "oportuna política" de las autoridades españolas para ayudar a hogares y empresas a lidiar con el aumento de los precios de la energía, acogiendo con beneplácito los pasos recientes hacia una mejor focalización y una mayor preservación de las señales de precios en el paquete de apoyo aprobado para 2023.

Parón en 2023

Para este 2023, no obstante, rebaja su estimación de crecimiento del 1,2% al 1,1%. Y no se recuperará el PIB previo a la pandemia hasta 2024. El FMI también esperan una moderación de la inflación del 8,4% al 3,7%, al calor de la excepción ibérica, la normalización de los precios del combustible y, también las subidas salariales pactadas hasta ahora, "limitadas" a juicio del organismo. No obstante, la subyacente se mantendrá por encima del 6%, por lo que la presión de precios seguirá muy presente en los próximos meses.

Por su parte, el panel de analistas de Funcas sí que ha revisado al alza su previsión de crecimiento para este año en dos décimas. Pero sigue quedándose en un limitado 1,3%. Hay otras firmas incluso más prudentes, que limitan la capacidad de recuperación de la economía nacional al 0,9%, como es el caso de S&P Global. Una brecha notable si se compara con la propia previsión del Gobierno (2,1%) y que se amplía respecto a ese crecimiento de más del 5% que ya dan por hecho todos los analistas para el pasado ejercicio.

Desde la agencia de rating achacan esta diferencia a una peor evolución de la inversión y del consumo que la que espera el Ejecutivo de Pedro Sánchez. Advierten que la caída de la tasa de ahorro de los hogares persistirá en los próximos meses, "teniendo en cuenta que los tipos de interés se van a meter en el bolsillo de los ciudadanos y la capacidad para consumir será menor".

En todo caso, el baile de cifras entre las distintas casas sigue muy influenciado por la enorme incertidumbre que aún existe en torno a la evolución de la guerra en Ucrania que, sin duda, seguirá marcando el devenir de la economía europea en los próximos meses.

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