La elevada inflación persistente amenaza con paralizar inversiones empresariales

La reducción de beneficios y la mayor dificultad para financiarse por la subida de tipos de interés complica el futuro de las compañías, señala CEOE Aragón.

La industria es el sector más afectado por la subida de los precios.
La industria es el sector más afectado por la subida de los precios.
Francisco Jiménez

Los desajustes en el tráfico internacional de mercancías generados por la pandemia -que provocó problemas de suministro de piezas y materias primas- y los efectos de la invasión rusa de Ucrania han disparado la inflación en España a tasas desconocidas en muchos años. El IPC ya superó el doble dígito y ahora se mantiene por encima del 7%, dando lugar a un escenario que complica la actividad empresarial en todos los sectores de actividad. El consenso es total entre patronal, sindicatos, empresas y analistas en Aragón, cuyo índice de precios alcanzó en octubre el 7,7%, cuatro décimas más que la media nacional. Todos coinciden con la advertencia lanzada en este diario la semana pasada por la vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño: «El reto más importante que tenemos en la economía española es la inflación».

«Baja el ritmo de la subida, pero los precios siguen al alza», se lamenta Jesús Arnau, director general de CEOE Aragón. "Con tasas por encima del 7% y subiendo la inflación subyacente (que excluye los bienes energéticos y sin elaborar), las afecciones llegan ya a todos los sectores", añade antes de subrayar que una inflación elevada de modo persistente «empobrece a todos». Las compañías más afectadas, apunta, son las que consumen más energía, pero a todas perjudica porque en términos generales no pueden repercutir a sus clientes el aumento de sus costes, lo que está haciendo que se reduzcan sus beneficios. Esta situación, a la que se une la dificultad de acceder a financiación por la subida de tipos de interés, está «paralizando decisiones de inversión» y amenazando el lanzamiento de nuevos proyectos.

Miguel Cardoso, economista jefe para España de BBVA Research, aseguró en una jornada organizada por APD el pasado miércoles en Zaragoza que la inflación es uno de los dos grandes riesgos que afronta la economía aragonesa. El otro, dijo, es la falta de mano de obra cualificada para cubrir la demanda que requieren las empresas. María Jesús Lorente, presidenta de Cepyme Aragón, coincidió en el diagnóstico y a esas dos preocupaciones añadió la del relevo generacional que no llega a muchas empresas. «La inflación y la financiación preocupan mucho a las pymes, que lo tienen muy complicado con los bancos», indicó.

La industria, en todo caso, es el sector que más está sufriendo los efectos de la inflación, sobre todo tras dispararse los precios de la luz y del gas, que ahora afortunadamente se han moderado. «Nuestra actividad está muy condicionada por el coste de la energía», corrobora Diego Alierta, director general de Umec, proveedor de componentes de automoción, y vicepresidente del Clúster de la Automoción de Aragón (CAAR). Ante esta situación, reseña, muchas empresas han acelerado sus inversiones en renovables, colocando placas solares para autoconsumo o buscando alternativas al gas.

La visión sindical

Ante el escenario de una subida descontrolada de precios, los sindicatos reclaman incrementos de salarios para no perder poder adquisitivo. En esa empeño están UGT y CC. OO., con una campaña en el ámbito nacional cuyas reivindicaciones quieren llevar a la negociación colectiva. «Los datos nos dicen que en algunos sectores los beneficios empresariales no están cayendo», afirma Daniel Alastuey, secretario general de UGT Aragón.

El dirigente ugetista confía en que tras la reelección de Antonio Garamendi en la CEOE se reactive el diálogo social suspendido en los últimos meses. En todo caso, cree que hay muchas diferencias entre unos sectores y otros. En industria, precisa, no prevé muchos problemas porque hay un convenio vigente con cláusula de revisión salarial, lo mismo que en el sector químico. Por otro lado, en ámbitos con sueldos más altos (energía, servicios financieros) hay menos problemas que ahí donde son bajos, como el de limpieza de edificios.

«Esperemos que en 2023 la presión de la inflación sea menor», concluye Alastuey, un deseo que puede ser una realidad, según apuntan analistas de coyuntura del BBVA e Ibercaja.

 «Hemos tomado medidas como cerrar en horas improductivas»

 

La persistencia de una inflación elevada ha obligado a empresas de todo tipo de sectores a realizar ajustes para mantener su rentabilidad. En la hostelería, donde la existencia de tanta competencia frena cualquier decisión de trasladar al cliente el aumento de costes, se han visto ante la tesitura de ser más imaginativos.

Tal es el caso del grupo Tándem (La Bocca, Marengo, Nativo Nómada), que según reseña Kike Júlvez, uno de sus socios fundadores, ha decidido reforzar su actividad en los días más rentables y reducirla en aquellos que no lo son. El empresario reconoce que se han visto obligados a subir de media un 10% los precios, pero también a «adoptar medidas como la de cerrar a horas improductivas, organizar mejor las horas del personal, implantar el doble turno el fin de semana, sustituir algunos productos que han subido mucho por otros más económicos y todo ello sin reducir la calidad».

La hostelería, según señala Daniel Alastuey (UGT), ha subido precios por debajo de la inflación, pero eso no ha ocurrido con los alojamientos hoteleros, donde el incremento de tarifas ha sido más claro. 

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