Electrónica Cerler mantiene sus ventas en 67 millones pese a la crisis de microchips

El fabricante de placas prevé invertir 4,5 millones durante los próximos tres años

Instalaciones de Electrónica Cerler en el polígono Centrovía de La Muela.
Instalaciones de Electrónica Cerler en el polígono Centrovía de La Muela.
Guillermo Mestre

La falta de microchips está alterando los ritmos de producción y de entrega en la mayoría de las industrias. Solo trabajando con mucha previsión se consigue un menor impacto. Lo saben bien en Electrónica Cerler, especializada desde hace años en la fabricación de placas electrónicas para la línea blanca, que ha conseguido –pese a la escasez de estos componentes derivada de la pandemia– mantener su facturación en 67 millones.

"Lo preocupante es que no se ve el final. Nos faltan un año y medio o dos para que se corrijan los desajustes. Hace tiempo que pensábamos que este verano veríamos la luz, pero no ha sido así", aseguró Javier García Monedero, director general de esta fábrica ubicada en el polígono Centrovía de La Muela.

No queda más remedio que adaptarse a esta complicada situación, según Cristina Marín, jefa de Compras. "Estamos trabajando con plazos de entrega de 50 a 99 semanas. O se hace previsión a medio o largo plazo o es imposible". En su caso, disponen de stock suficiente para trabajar todo este año y buena parte de 2023, lo que no evita, precisó, que haya momentos en que "se limita lo que puedes fabricar porque a tu cliente puede faltarle también alguna pieza". El miedo, advirtió, es que si esta crisis se prolonga "muchas empresas se quedarán por el camino".

La solución, subrayó el director general de esta fábrica, que emplea a 350 trabajadores (el 75% mujeres) y produce unos 6 millones de placas al año, es que "los fabricantes que ya existen amplíen capacidad de fabricación, y que las grandes mutinacionales junto con empresas españolas puedan concurrir al Perte anunciado por el Gobierno español y que inviertan para tener alguna fábrica de semiconductores en el territorio".

Mientras tanto, constató García Monedero, "los márgenes se están estrechando" ya que "los costes energéticos se han multiplicado por tres y todas las materias primas en general", lo que les obliga a buscar cómo ser competitivos por otras vías. Aunque la crisis de semiconductores no les ha obligado a parar la fábrica, que trabaja en tres turnos (el de noche al 30% de su capacidad), apeló a la necesidad de, en el futuro, ganar flexibilidad de común acuerdo con la representación de los trabajadores para poder adaptarse y seguir creciendo. "Nos la piden nuestros clientes”, añadió este ingeniero técnico industrial que lleva 22 años en esta empresa, los últimos en la dirección general. 

En 2021, destacó, contrataron a Rosario Cano como directora de desarrollo de negocio para reforzar su presencia en sectores como el de las energías renovables y el de la automoción. "Con esa incorporación se alcanza el 50% en paridad en el comité de dirección", dijo.

El directivo puso en valor el plan de inversiones para los tres próximos años dotado con 4,5 millones para nuevos equipamientos que incorporen el ‘test flying probe’ que garantiza la más alta calidad de las placas electrónicas; mejora de procesos, digitalización y sostenibilidad. De hecho, han aprovechado las cubiertas de la fábrica para instalar una planta fotovoltaica que ha costado 350.000 euros y de la que esperan obtener un ahorro importante. La incorporación de AGV (Automatic Vehicles Guide) para mejor aprovisionamiento a las líneas de producción que tienen es otro de los proyectos. 

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