finanzas

Ibercaja, desembarco aragonés en bolsa

El banco tendrá protagonismo en el parqué, donde solo cotiza otra empresa de la Comunidad, Nyesa.

Sede central de Ibercaja en Zaragoza.
Sede central de Ibercaja en Zaragoza.
Oliver Duch

Ibercaja activó el pasado jueves su salida a bolsa al presentar a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) el documento Intent to Float (ITF), en el que explica con detalle los pasos que dará a partir de ahora para que su estreno en el parqué se produzca previsiblemente a mediados de febrero. La noticia, esperada para el primer semestre del año, aunque sin fecha, se produce en el momento idóneo considerado por la entidad, esa «ventana de mercado» mencionada desde hace bastante tiempo y que tardaba en llegar.

Ibercaja, en realidad, había preparado su salto al mercado bursátil con una fecha muy concreta, 27 de junio de 2019, entonces con la previsión de una ampliación de capital para reforzar los recursos de la entidad. En un texto publicado en febrero de ese año por ‘La Información’, medio especializado en economía, habría una colocación inicial de acciones de la Fundación Ibercaja para reducir la participación de esta en el banco a menos del 50%, como indica la ley (tal y como ocurrirá ahora), pero también la citada ampliación de capital. La publicación del ITF entonces estaba prevista para mayo de aquel año y el ‘road-show’ por las principales plazas bursátiles de Europa y Estados Unidos (viaje para reunirse con potenciales inversores) se desarrollaría entre el 10 y el 24 de junio, con el fin de determinar el precio final el día 25 y empezar a cotizar dos días después.

El plan anunciado el pasado jueves recoge, a diferencia del de entonces, que no habrá ampliación de capital, pero el banco ha comunicado que la Fundación Ibercaja destinará a un fondo de reserva parte de los ingresos de la oferta inicial a inversores institucionales (los generados tras reducir del 88% al 46,09% su participación en el banco). Ese fondo está destinado a «potenciales necesidades de recapitalización del banco, en caso de que sea necesario, en los términos establecidos por la Ley de Fundaciones Bancarias», se indica en el ITF. Es decir, que le permitiría entrar en una ampliación de capital futura si esta se produjera y garantiza el control aragonés del banco con su sede en Zaragoza.

En el mismo documento enviado a la CNMV se recoge que la entidad «considera que convertirse en una sociedad cotizada acelerará la transformación en curso en las áreas comercial, operativa y financiera que ya ha estado experimentando a través de la disminución del nivel de riesgo de su balance, la mejora de su solvencia, su proceso de transformación digital y la revitalización de su dinamismo comercial». Además, añade, se espera que la oferta pública inicial de acciones a fondos, aseguradoras o ‘family office’ que quieran entrar en Ibercaja a largo plazo y sin especular «amplíe la base accionarial del banco mediante la incorporación de inversores institucionales y una base diversificada de accionistas, mejorando así el acceso del banco a los mercados de capitales (incluso para instrumentos de deuda) facilitándole de esta forma la obtención de financiación adicional para su futuro crecimiento». Asimismo, indica, «convertirse en una entidad que cotiza en bolsa puede proporcionar ciertas ventajas adicionales, incluyendo un mayor reconocimiento de la marca, una mayor transparencia, así como permitir relaciones más sólidas con ‘stakeholders’ (grupos de interés), tanto internos como externos».

La explicación de Iglesias

En esa línea lo explicó a este diario Víctor Iglesias, consejero delegado de Ibercaja Banco, en una entrevista publicada en noviembre pasado. Las mejores virtudes de la salida a bolsa son dos, desde su punto de vista. «Primero», precisaba, «porque tienes acceso al mercado de capitales, para lo positivo y para lo negativo. Para financiar un crecimiento o un desarrollo orgánico o inorgánico, o si las cosas vienen mal dadas, que esperamos que no, puedes ir al mercado para coger capital y cubrir un problema transitorio». Y segundo, porque «incorpora una disciplina de mercado a la estrategia de gestión del banco, haciendo que esté siempre referenciada a los mejores estándares de la gestión de la banca ‘retail’ a nivel europeo».

Por tanto, si nada se tuerce, esa salida a bolsa que no se dio en 2019 ni después, pandemia de la covid-19 mediante, tiene todos los visos de cristalizarse en febrero con el repique de una campana en la Bolsa de Madrid, un hecho que será muy celebrado en Aragón.

La Comunidad ha tenido muy escaso protagonismo en el parqué. En la actualidad la única firma con sede aragonesa que cotiza en el mercado continuo es la inmobiliaria Nyesa, que salió a bolsa tras opar a la catalana Inbesòs en 2007. Caso aparte es el de Imaginarium en BME Growth -el antiguo Mercado Alternativo Bursátil (MAB)-, cuya cotización está suspendida desde el 1 de diciembre de 2020 por las serias dificultades que atraviesa la cadena juguetera fundada por Félix Tena y que tiene como presidente a Federico Carrillo.

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