Salvador Galve: "No podemos dejar que se nos escape mano de obra cualificada"

El decano del Colegio de Ingenieros Industriales de Aragón y La Rioja valora la situación del colectivo al que representa.

SALVADOR GALVE Decano del Colegio de Ingenieros Industriales de Teruel en su nueva sede. foto Antonio Garcia/Bykofoto. 13/08/20 [[[FOTOGRAFOS]]]
Salvador Galve, decano del Colegio de Ingenieros Industriales de Aragón y La Rioja, en la sede de la organización en Teruel.
Antonio García/Bykofoto

¿Estudiar ingeniería industrial es garantía de tener empleo?

Si nos atenemos a los puros porcentajes, ya vemos que estudiar para ser ingeniero industrial es una garantía de empleo. El ingeniero industrial encuentra empleo con facilidad, pues su tasa de empleabilidad alcanza el 91,7%. Asimismo, su tasa de actividad es del 98,6%, lo que convierte en el perfil de la ingeniería más demandado por su polivalencia y la capacidad de liderazgo en diferentes ámbitos que le permiten gestionar equipos multidisciplinares. En los peores momentos de crisis y desempleo se observa un mayor porcentaje de empleo activo que el promedio de otras profesiones.

Ocurre esto desde los años 90.¿No han cambiado tanto las cosas desde entonces?

Diríamos que la ingeniería industrial mantiene el espíritu de sus orígenes y su creación simultánea con la revolución industrial. La carrera se ha ido adaptando al mismo ritmo que lo hacen los cambios tecnológicos. Hay varios factores de éxito: es una carrera generalista que ofrece un gran campo laboral, el actual Máster Universitario de Ingeniería Industrial tiene las atribuciones de poder firmar proyectos; la oportunidad de especializarte en múltiples campos de la tecnología; el ingeniero industrial es un profesional versátil; la remuneración profesional es atractiva, muy por encima del salario medio, y está en constante innovación tecnológica.

Buenas razones.

Precisamente al ser una carrera generalista, con una formación de base muy potente STEM –ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas– en los primeros años, aporta una gran capacidad de aprendizaje para la especialización en un gran abanico de tecnologías aplicadas en su segunda fase.

Pero habrá que especializarse.

Por supuesto y sin ninguna duda. La especialización se ha dado y se sigue dando. No olvidemos que la especialización de la Ingeniería Industrial en el mundo de la electrónica ha dado origen a nuevas titulaciones como las Telecomunicaciones y la Informática. Los ingenieros industriales que tradicionalmente se especializaban en mecánica, electricidad, química, organización… ahora lo hacen además en la industria digital como electrónica, automática y robótica para aplicarlo a la producción, a los procesos y a la logística 4.0. Ahora el reto es mayor, debemos evolucionar todos.

¿Salen de nuestras escuelas de ingeniería el número de profesionales que reclaman las empresas, institutos de investigación y administraciones?

Sí, somos exportadores. Y este es el problema. No podemos dejar que se nos escape mano de obra cualificada. Los ingenieros industriales españoles tienen una buena consideración a nivel internacional. En estos momentos de crisis en los que nuestras empresas están ganando competitividad a base de bajar los sueldos, muchos de los jóvenes sobradamente preparados que acceden a formación y trabajo mejor remunerado fuera del país, ya no pueden volver, ya no vuelven. Debemos evaluar el coste de preparar técnicos para su exportación. Alemania blindó su mano de obra cualificada hace años y superó mejor la crisis anterior. Invertir en Industria 4.0 también es esto. No sirve de nada que existan programas de fomento de tecnologías para la digitalización de las empresas mientras perdemos recursos humanos cualificados tras invertir en su formación.

¿Volveremos a tener una fuga de ingenieros por la crisis del coronavirus como la tuvimos en la crisis económica 2008-2012?

Podría ser y no sería lo deseable. Sin embargo el aspecto de esta crisis está siendo más global que la anterior y el motivo de pérdida de competitividad o de capacidad económica de la ingeniería española frente a otros países, motivo principal de esa migración, no va a ser un factor tan determinante.

¿Cómo afectará la crisis de la covid-19 a los ingenieros?

Es una realidad que el sector industrial es más estable y va a aguantar mejor el envite de esta crisis que otros sectores como el terciario o de servicios. Los planes de contingencia de las empresas industriales en el que han intervenido directamente nuestros ingenieros han sido muy efectivos. Por tanto, apuesto por aumentar la participación de nuestro sector industrial en el PIB frente a otros sectores que ‘no han podido contribuir’ por distintos motivos en la crisis (construcción, servicios…). Espero y deseo que la afección sea mínima, y en nuestro colectivo tenemos la esperanza de que el futuro a medio plazo será esperanzador para la industria y por tanto para la ingeniería industrial.

¿Por qué sigue siendo tan escaso el porcentaje de mujeres que estudia ingeniería, mientras que en otras carreras ya incluso superan a los hombres?

Es cierto que tradicionalmente son otras carreras, como por ejemplo las sanitarias, las que tiene un porcentaje más alto de mujeres. Pero si comparamos con los primeros años de la Escuela Superior de Ingenieros Industriales de Zaragoza de hace ya 40 años, la tendencia muestra una clara evolución en ese proceso. Esto está cambiando. La incorporación de la mujer a la ingeniería empieza a ser un proceso normal y natural.

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