Hacia un mundo digital sin género

Si queremos luchar contra la brecha salarial y aprovechar todo el talento disponible para impulsar la economía del futuro, es muy importante romper los estereotipos que hacen que las mujeres desistan de estudiar carreras de ciencias e ingeniería.

Hablar uno mismo
Las chicas de secundaria creen que están menos capacitadas que los chicos para los estudios de ciencias.

En el año 2006, de las cinco marcas más valiosas del mundo tan solo la de Microsoft era de una empresa tecnológica. En los últimos doce años ese podio se ha transformado y ahora las ‘GAFA’ (Google, Apple, Facebook, Amazon) acompañan al gigante de Seattle. Algo similar ha pasado en la lista Fortune Global 100 en los últimos diez años, donde vemos cómo cada vez hay más empresas tecnológicas desplazando a energéticas y financieras. Dos ejemplos que explican la contundencia de las recientes declaraciones de la comisaria europea de género, Vera Jourová: "Si queréis a vuestras hijas y sobrinas, no les permitáis estudiar carreras sin perspectivas".

El mundo se digitaliza inevitablemente y ahora que el debate sobre la brecha salarial está más candente que nunca, poniendo en relieve la escasez de mujeres directivas en general y en tecnológicas en particular, debemos empezar a construir el futuro que queremos para nuestros hijos. Existe una fuerte relación entre los puestos más técnicos y las remuneraciones más elevadas que tiende a incrementarse. Al final, una base tecnológica será la puerta de entrada para estar dentro o fuera del mundo digital.

No es una cuestión de cuotas, algo a lo que siempre he sido totalmente contraria ya que enmascara la meritocracia de las candidatas incorporadas bajo ese procedimiento, sino de igualdad de oportunidades real. Sin embargo, las empresas no podemos ser las únicas que corrijan esta desigualdad: no hacemos nada asegurando transparencia e igualdad de oportunidades en los procesos de selección de personal si no aseguramos la existencia de candidatas. Ahí es donde Jourová acierta en la raíz del problema: debemos asegurarnos de que habrá mujeres formadas en carreras técnicas capaces de optar a los puestos de trabajo del futuro. Sin embargo, la situación actual, con menos del 10% de matriculaciones femeninas en Ingeniería Informática y en tendencia descendiente general en las carreras STEM (del inglés, ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas), no augura un futuro muy prometedor en este aspecto.

¿Hay un problema real o es una cuestión de ‘preferencias de género’, como me espetaron una vez en un evento? Porque, "¿qué problema hay si ellas son enfermeras y maestras y ellos ingenieros y programadores?". El problema está en que las chicas de secundaria se consideran menos capacitadas en ciencias que sus compañeros debido a los estereotipos sociales, pese a sacar en ocasiones puntuaciones más altas que ellos en los exámenes. Y en el mundo actual, un país que aspire a estar en los primeros puestos de competitividad no puede permitirse el lujo de perder por el camino talento formado en las competencias del futuro.

La educación es por tanto un pilar clave para construir nuestra sociedad, especialmente en las etapas de primaria y secundaria, donde se están formando los ciudadanos del futuro. Los retos aquí son numerosos, aunque me parece importante hablar de los docentes españoles, que según Raúl Santiago, experto en el método pedagógico de ‘aula inversa’, "suspenden en competencia digital". Si la flexibilidad y la adaptación rápida a los cambios son dos competencias que se exigen en las empresas, más aún deberían encontrarse en aquellos que forman a la futura fuerza laboral. Introducir la tecnología en las aulas no va de proporcionar una tableta a cada alumno, sino de que sus profesores reciban una excelente y continua formación de reciclaje en las nuevas materias para poder enseñarlas y, sobre todo, inspirar vocaciones en estas materias.

Poco a poco, se van colocando las primeras piedras del camino. En Aragón, por ejemplo, contamos la iniciativa de AMIT-Aragón ‘Una ingeniera en cada cole’ para acercar esta profesión a los escolares desde los cursos de primaria; o los talleres ‘Soy futuro’, una iniciativa de Directivas de Aragón que pretende inspirar y mostrar modelos de mujeres exitosas a los jóvenes de secundaria, justo en el momento en que deben tomar decisiones sobre su futuro profesional. Afortunadamente, contamos con buenos mimbres, pero no podemos permitirnos perder el sentido de urgencia.

Alicia Asín es ingeniera informática, CEO de Libelium y vocal de Directivas de Aragón