30 años de la única huelga que consiguió paralizar España

Más de ocho millones de trabajadores respaldaron el paro general, que forzó a Felipe González a comenzar a cimentar los pilares del Estado de bienestar.

Huelga de profesores en Zaragoza en 1988.
Huelga de profesores en Zaragoza en 1988.
Eduardo Bayona

Este viernes se cumplen treinta años del día en que España amaneció vacía y en silencio. "Hasta los relojes" se pararon, en palabras pronunciadas por un dirigente de CC. OO., que resumen perfectamente la importancia de una jornada que ha quedado para la historia. Ha pasado mucho tiempo desde aquel 14 de diciembre de 1988, pero nunca se ha conseguido superar a la Gran Huelga, la "mayúscula, la singular, la irrepetible", tal y como la define Nicolás Redondo, quien entonces era el secretario general de UGT.

Este sindicato tomó la complicada decisión de romper con su partido de cabecera, el PSOE, y unirse a CC. OO. -las dos grandes organizaciones de trabajadores- para convocar una "jornada de paro general de 24 horas", tal y como prefirieron denominarla para evitar connotaciones políticas y "desdramatizar", explica Redondo. A sus 91 años, acudió el pasado miércoles a la presentación del libro 'Huelga General 14D. 30 años después 1988-2018', que busca explicar a las nuevas generaciones cómo éste fue uno de los acontecimientos más transcendentales de la historia de España que marcó un antes y un después en la sociedad.

El objetivo fundamental para llamar a la ciudadanía a una huelga fue rebelarse contra las políticas sociales y económicas -de estilo neoliberal- que estaba desarrollando el Gobierno de Felipe González, con medidas de recorte y austeridad, tales como ajustes salariales, precarización del empleo, el programa de reconversiones industriales... en un país que crecía a un ritmo cercano al 6%, pero cuya buena economía no se traducía en mejoras para los trabajadores y la ciudadanía. Al contrario, existía -igual que ahora- un alto porcentaje de parados, de los que más de millón y medio eran jóvenes.

Respaldo abrumador

Por eso, tras la reforma laboral de 1984 que facilitaba la contratación temporal y cuyos efectos comenzaban a verse, la gota que colmó el vaso fue el Plan de Empleo Juvenil que aprobó el Ejecutivo sin acuerdo con los sindicatos. Y es que abría la puerta de la precariedad laboral con un 'contrato basura' con una duración de entre seis y 18 meses, exenciones en las cuotas de la Seguridad Social para los empresarios y el sueldo mínimo para esas personas de entre 16 y 25 años a las que se dirigía.

A las 12 de la noche el apagón se produjo en TVE -la única cadena de televisión por aquel entonces- y se mantuvo todo el día con excepción de cuatro breves informativos. Esta acción se convirtió en el preludio de un día 'en blanco' que iba a sacudir el país. El respaldo fue abrumador. Más de ocho millones de trabajadores -el 90% de la población activa- secundó la huelga. No hubo ni tan siquiera la tan habitual 'guerra de cifras' entre Gobierno y sindicatos porque no se podía objetar nada al multitudinario apoyo.

Los comercios amanecieron cerrados, los centros de producción se paralizaron, los transportes no funcionaron, los principales periódicos nacionales no salieron, las calles estaban desiertas... hasta que cientos de miles de personas comenzaron a salir por el centro de las principales capitales: Madrid (con más de 600.000 manifestantes), Barcelona, Bilbao, Sevilla...

Estado de bienestar

Ante este éxito sin precedentes -tampoco a posteriori-, a Felipe González no le quedó otro remedio que "tomar nota" -como él mismo afirmó- y sentarse a negociar con los sindicatos otras reivindicaciones. Tardaron algunos meses en notarse los efectos, pero se consiguió gran parte de las reivindicaciones: el Gobierno derogó el Plan de Empleo Juvenil, subió las pensiones y las ligó al IPC, mejoró la protección por desempleo, elevó el salario de los funcionarios... Se cimentaban así los pilares del actual Estado de Bienestar, con nuevas medidas como la asistencia social y las pensiones no contributivas, pero, a su vez, la huelga también consiguió sentar las bases de la unidad de acción entre las dos grandes organizaciones sindicales -que se sigue manteniendo hoy en día- y aumentar considerablemente su peso en toda la sociedad.

Tras ella, ha habido más huelgas generales en España, casi una decena de ellas, pero ninguna ha concitado ni el entusiasmo de la Gran Huelga ni ha logrado revertir las políticas del Gobierno. Aunque sí es cierto que las manifestaciones de los pensionistas de los últimos años, unidas a la 'huelga feminista' del pasado 8 de marzo, provocó una deriva en la política del anterior Gobierno de Mariano Rajoy, que accedió a subir las pensiones un 1,6% después de cuatro años del mínimo 0,25%.

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