Comienza una cosecha de cereal marcada por los daños de la sequía

Las máquinas no entrarán en muchos de los secanos del sur de Teruel, sin producción por la falta de lluvias.

Una cosechadora, ayer en el inicio de la recolección de cereal en campos del sur de la Hoya de Huesca.
Comienza una cosecha de cereal marcada por los daños de la sequía
F. l.

Las primeras cosechadoras comienzan a abrirse paso en los cultivos más tempranos de los secanos aragoneses. Al menos en aquellos en los que la falta de precipitaciones no ha terminado con la totalidad de la producción de cereal de invierno.

La campaña comienza marcada por la enorme preocupación que está provocando una sequía que ya ha dejado pérdidas millonarias en los cultivos y que recorre de norte a sur no solo la comunidad aragonesa, sino la práctica totalidad de España. Así se recoge en un informe realizado por las organizaciones territoriales de Asaja y analizado el pasado martes por la junta directiva nacional de esta organización reunida en Madrid. El documento destaca que las temperaturas registradas durante el pasado mes le han convertido en el cuarto abril más cálido desde 1965 y el tercero más cálido en lo que llevamos de siglo XXI, por detrás de los meses de abril de 2011 y 2014.

El texto insiste, como lo han hecho en los últimos días todas las organizaciones agrarias de Aragón, en la situación crítica que vive la margen derecha del Ebro y el sur de Teruel, donde la cosecha está "totalmente perdida".

Huesca es la provincia que presenta mejor cara, por eso ayer ya comenzaba en los campos del sur de la Hoya de Huesca la recolección de cebada y guisante. Será, sin embargo, casi imposible realizar estas tareas en las comarcas turolenses del Jiloca y Cuencas Mineras, donde las pérdidas son del 100%, destacó el portavoz de Asaja Aragón, que reiteró que esta zona vive una situación "especialmente dramática" tras arrastrar dos campañas consecutivas de sequía.

El secretario general de UPA Aragón, José Manuel Roche, destacó que en los secanos turolenses "ya ha entrado el ganado". Se refería así a la posibilidad permitida por la consejería de que las ovejas pudieran pastar en aquellos cultivos en los que fuera imposible cosechar, sin que eso supusiera una pérdida de las ayudas de la PAC.

Roche advirtió además que el temor comienza a cundir entre los agricultores de regadío, "que no saben si podrán sembrar máiz o girasol de segunda cosecha porque no hay aún previsiones que garanticen que habrá agua suficiente al final de campaña".

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