"La tendencia de la economía es generar 500.000 empleos al año"

¿En qué situación ve usted a España?

Está marchando bien. Ha demostrado que es un país que tiene dinamismo y que ha reaccionado muy bien ante una crisis brutal. Uno de los problemas estructurales más serios que tenía España cuando entramos en la crisis era el déficit comercial, en torno al 10% del PIB. Con la crisis el tejido empresarial ha reaccionado muy bien. Hemos pasado de este déficit del 10% a un superávit por cuenta corriente del 2% y de 100.000 empresas que exportaban a 150.000. Somos seguramente después de Alemania de los grandes países de Europa que más contribuyen a la exportación en términos de porcentaje sobre el PIB. Durante la crisis ha habido una reacción de todos los españoles mejorando nuestra posición competitiva a costa de un nivel grande de desempleo.

Hay estimaciones que contemplan una previsión de crecimiento del PIB del 2,5%. ¿Es una valoración prudente?

Es conservadora. Creo que vamos a crecer más del 2,5%. De hecho estamos creciendo más. Este primer trimestre ha arrancado bastante bien. Seguimos más o menos a un ritmo del 3%, quizá no lleguemos a tanto. Pero más bien este año podremos crecer el 2,7%-2,8%.

El Ejecutivo espera acabar el año con una tasa de desempleo por debajo del 17% con la creación de más de 500.000 nuevos empleos. ¿Lo considera posible?

Si los políticos no lo estropean, la tendencia de la economía es la generación de entre 400.000 y 500.000 empleos al año. Que si eso lo consiguiéramos consolidar durante los próximos dos o tres años, tendríamos ese objetivo que todos estamos deseando de tener 20 millones de personas afiliadas, lo cual resolvería muchos de los problemas tanto del déficit fiscal como del déficit de la Seguridad Social.

¿A qué se refiere cuando dice ‘si los políticos no lo estropean’?

A que haya estabilidad institucional y acuerdos en los temas esenciales. Vemos una situación política muy complicada, con un PSOE –que es uno de los pilares que ha sostenido nuestro sistema durante los últimos años– que está en una situación muy complicada. No me gustan los políticos que generan dinámicas de peleas y de desunión y de esos tenemos unos cuantos en España. Siempre aludo al espíritu de la Transición, donde había un proyecto común que todos asumíamos y los políticos se pusieron de acuerdo. El pacto como bien democrático no está de moda. Ahora parece que lo que está de moda es pelearse.

También está el conflicto soberanista catalán. ¿Ve posible una salida?

Esa es una variante catalana de lo mismo que estoy diciendo. El enfado del pueblo, que en el resto de España se traduce en que afloren organizaciones como Podemos, en Cataluña se traduce en que aflore este sentimiento independentista que yo creo que nace del victimismo de unos pocos. Me parece un proyecto disparatado, irracional y que tiene un gran componente emocional.

Hace unos días arrancó formalmente el divorcio entre el Reino Unido y la UE. ¿Cómo puede afectar el ‘brexit’ a España?

Es un desastre sobre todo para el Reino Unido. Pero es malo para Europa, sobre todo en esta etapa de incertidumbre porque puede generar un efecto contagio: que algunos países puedan seguir esa misma senda. Pero siempre que hay amenazas también hay oportunidades. Por tanto, España es una buenísima plataforma. Tenemos condiciones muy interesantes y lo que hace falta es que las administraciones públicas generen sistemas de incentivos que sean amigables para atraer esas inversiones que pueden eventualmente salir del Reino Unido y particularmente de Londres. Pero tienen que ser administraciones amigables.

Luego está Donald Trump en la presidencia de EE. UU. ¿Qué impacto tendrán sus políticas en Europa?

Es un poco pronto porque el sistema institucional de Estados Unidos es muy potente. Ya estamos viendo oposición a él incluso dentro de su propio Partido Republicano. Veremos esto cómo acaba, pero es un señor muy inquietante no solo por las cosas que dice sino también por sus modos. Está generando de forma gratuita problemas y dentro de EE. UU. está polarizando la sociedad.

¿Y cumplirá sus planes proteccionistas?

Creo que Trump, que es un empresario inmobiliario que no conoce el mercado global, va a ir cambiando sus comportamientos. Las instituciones americanas van a frenarle y, por otro lado, su propio aprendizaje de la realidad va a hacerle cambiar sus comportamientos.

Volviendo a temas económicos, la Seguridad Social tiene un déficit de casi 19.000 millones. ¿Hay que adoptar medidas para la viabilidad del sistema de pensiones?

Sí. Tenemos un sistema de pensiones con un problema estructural muy serio. Si no hacemos nada en el año 2050 por cada persona que esté trabajando tendrá que soportar a un jubilado. Y esto es insostenible.

¿Qué medidas proponen?

Intensificar las reformas paramétricas. Se ha elevado la edad de jubilación de 65 a 67 años y se está incrementando gradualmente el periodo de cómputo de las bases para calcular la retribución de la jubilación. Hay que ir más allá porque la gente cada vez tiene más calidad de vida. Además, hay que complementarlo con un sistema de capitalización de forma que los jóvenes empiecen a ahorrar y las empresas que los contratan contribuyan a establecer un fondo de pensiones para que cuando se jubilen el reparto les va a pagar menos, pero con el plan de capitalización van a cobrar un complemento que con la parte de reparto van a poder tener una calidad de vida razonable. Eso hay que hacerlo con tiempo suficiente.