ATLETISMO

¡Viva el barro!

La madrileña Beatriz Ros y el eritreo Sium Kuflom ganaron el durísimo IV Cross Gobierno de Aragón, que regresaba a la elite.

El eritreo Sium Kuflom no dio opción a sus rivales: salió como un tiro y ganó
¡Viva el barro!
JOSÉ MIGUEL MARCO

"¡Qué va a ser esto barro!", le gritaba, en tono burlón, un chaval a su amigo, pringado hasta las cejas y que mantenía el equilibrio a duras penas. Barro en las piernas, en la ropa, en el pelo… Hasta donde no llega a alcanzar la vista se había incrustado la masa pastosa. Sí, barro en cantidades industriales. Zaragoza suspiraba por un cross, un auténtico cross, y ayer regresó a la elite nacional con una prueba como las de antes, con un circuito que la lluvia y la nieve se encargaron de endurecer durante la semana. La cuarta edición del Cross Gobierno de Aragón, fría matinal templada por el calor de los aficionados, tuvo todos los alicientes que se piden a una competición de estas características: con una buena participación en las carreras de escolares y veteranos, una emocionante lucha entre dos mujeres, la madrileña Beatriz Ros y la serrablesa María José Pueyo que ganó la primera, y una fantástica exhibición del eritreo Sium Kuflom, un joven promesa de 20 años que destrozó a sus rivales desde el primer metro.


Después de tres años de transitar por las pistas del Centro Aragonés del Deporte, punto de salida y llegada de una cita que ha abanderado el Zenit Olimpo, club organizador, los atletas dirigieron sus pisadas a los terrenos que lindan con la instalación. Allí se había preparado un circuito con los 2.000 metros obligatorios, con curvas y bastante llano, aunque con dos cuestas traicioneras. Una superficie de tierra que el próximo año se convertirá en un bonito manto verde, pero que ayer se pintó de marrón. "La nieve y la lluvia lo han endurecido muchísimo, con tramos como para matarse y otros que llevabas un kilo de barro en la pierna que no podías ni levantarla -describía Beatriz Ros-. Pero la experiencia ha sido muy interesante. Ha habido mucha animación y estoy segura de que se abrirá camino entre los grandes cross", resaltaba la vencedora, que lleva una temporada de campo a través intensa: "Cantimpalos (1º), Aranda de Duero (4ª), Llodio (13ª)... Correré todas las pruebas que pueda".


La fondista del AD Marathón contaba en las quinielas para el triunfo, aunque la cabeza de cartel era una subcampeona de España en la especialidad, Judit Pla, que se encargó de lanzar la carrera, a ritmo lento. Siguiendo sus pasos, María José Pueyo. La olímpica en el maratón de Pekín acudió dispuesta a inscribir su nombre en lo más alto del palmarés. Y tras ellas, la zaragozana Pili Crespo, muy valiente, que plantó cara a mujeres de la talla de María Abel, María Sánchez o Meritxell Calduch.


Pla, Pueyo y Ros. El trío se mantuvo hasta la mitad de carrera (6.000 metros en total), cuando Ros lanzó su ataque y solo la altoaragonesa la pudo seguir. Incluso durante muchos metros corrió por delante de la madrileña, tratando de descolgarla. "Sabía que venía cerca. He bajado el ritmo en el último tramo, muy peligroso. Oía al público que gritaba mi nombre. Su empuje me ha ayudado a coger fuerzas, a pelear hasta el final, pero…". Pueyo vio cómo Ros la adelantaba en la última curva, decidiéndose la victoria en un largo y emocionante sprint.


Kiflom rompe el guión


Se esperaba que los chicos, que cerraban la gélida matinal atlética, igualaran el espectáculo ofrecido por las mujeres. Pero la carrera masculina (10.000 metros) tuvo un guión inesperado. Oculto entre el ramillete de atletas de elite -Carles Castillejo (3º en el último Nacional de cross y olímpico en Pekín en 10.000 metros), Nacho Cáceres, Pedro Esteso, Said El Wardi, Hicham Lamalem...- surgió, tras el pistoletazo de salida, la espigada figura del eritreo Sium Kuflom. Tiene 20 años, edad promesa, y su carta de presentación dice que finalizó 28º en el Mundial 2007 en ciudad keniata de Mombasa. Entrena en Madrid, con el grupo de compatriotas que lidera el multicampeón Zersenay Tadesse y prepara el cacereño Jerónimo Bravo. Ayer, en su primer cross de importancia, humilló a sus rivales (a ritmo de tres minutos el kilómetro). Con un trote grácil, como si flotara.


"Ha salido a destrozar la carrera desde el primer metro. Quizá para el público ha quedado un poco deslucida, pero para nosotros verle correr a esos ritmos, sin aparente esfuerzo, era una gozada", reconocía Castillejo, que corrió mermado tras sufrir una gastroenteritis que le dejó en la cama cinco días y con tres kilos de menos. Le hubiera gustado dar más guerra, pero se resignó, como los demás, a pugnar por ser el primer español. Formó pareja de carrera con Hurtado, se dieron relevos y, a falta de dos vueltas, el catalán abandonó al gallego. El Wardi fue el primer atleta con licencia aragonesa (4º) y Ceamanos el primer nacido en casa (7º).