CAZA

Un rececho en compañía

La DGA pretende que esta modalidad de caza se lleve a cabo de modo vigilado.

Los cazadores aragoneses con gusto o pasión por el rececho puede ser que tengan que acomodarse en adelante a una nueva e insospechada circunstancia, para ellos sin duda incómoda: llevar pegado a los propios talones a un acompañante, o, para ser más precisos, a un vigilante que supervise la rápida o lenta aproximación, el lance vívido del disparo y el cobro de la correspondiente pieza. Ésta es, al menos, la pretensión de la administración autonómica, según se ha plasmado en el borrador del reglamento que va a desarrollar la Ley de Caza de Aragón.

En la fase de alegaciones, los cazadores expresaron su disconformidad y rechazo a este punto del reglamento, un texto normativo que, por otra parte, se lleva esperando bastantes años. Sin embargo, el departamento de Medio Ambiente, cuyo consejero es Alfredo Boné, no ha considerado oportuno hasta el momento atender los criterios expuestos por el colectivo de cazadores. A pesar de las diferencias evidentes, la administración se ha mantenido firme en este aspecto. Ha entendido que es necesaria la creación de la referida figura, la del acompañante al cazador en rececho, y así ha obrado a lo largo de todo el proceso, que ya ha embocado su recta final. Es posible que para el mes de febrero o marzo ya esté aprobado el reglamento.


Los cazadores, en cualquier caso, no aciertan a explicarse las razones cinegéticas que han conducido a la administración a posicionarse de este modo en relación al rececho. Desde su punto de vista, la pretendida vigilancia entorpece de manera notable esta especialidad de caza, cuando no la desvirtúa casi por completo. Su fundamento -explican- hay que buscarlo en otro orden, en otra dimensión.


A su juicio, en los redactores del borrador del reglamento que desarrolle la Ley de Caza de Aragón subyace la creencia, o acaso la convicción, de que en este tipo de lance cinegético se contravienen a menudo la ley y los adecuados usos y costumbres de la sana venatoria, además de la orden de vedas de cada temporada.


"Sólo ha habido dos artículos del reglamento - explica Fernando Tello, presidente de la Federación Aragonesa de Caza- en los que no ha sido posible el acuerdo, a pesar de que hemos insistido en que gozaban del total rechazo de los afectados y de la mayor parte de los cazadores aragoneses. Me refiero a los artículos 42 y 43 que imponen y regulan la obligatoriedad del acompañante de rececho. Consideramos que es absolutamente innecesaria y que pone de manifiesto una profunda desconfianza, que nos duele, hacia los practicantes de esa modalidad a los se priva de la presunción de inocencia y se somete a una vigilancia que, cuando menos, entorpece y dificulta el ejercicio de su afición".


No obstante, la Federación Aragonesa de Caza no da por imposible un entendimiento de última hora con el departamento de Medio Ambiente del Gobierno de Aragón. El organismo federativo apela en este sentido a las relaciones fluidas que se han mantenido con la DGA de un tiempo a esta parte y a los propios mecanismos que se han seguido a la hora de consensuar el reglamento en casi todo su articulado.


"La Federación Aragonesa de Caza -reconoce Fernando Tello- fue informada, desde el primer momento, del contenido del borrador. A partir de ahí, por invitación de la Dirección General de Biodiversidad, hemos mantenido numerosas reuniones, tanto con la Directora General, Ana Isabel Lasheras, como con otros miembros del departamento. En todas las reuniones ha habido una clara y agradable voluntad de llegar a un consenso en los puntos en los que había discrepancias. Es decir, las peticiones que ha hecho la FAC, en nombre de su colectivo, han sido atendidas en su mayoría. Verdad es que en el texto aparecen pequeñas diferencias más técnicas o de redacción que otra cosa y que no nos cabe duda, de que tal y como se nos ha asegurado, se subsanaran en el definitivo. Es obligado dar las gracias por el trato que se nos ha dispensado como representantes de los cazadores federados".