FÚTBOL ARAGONÉS

Última curva

La Muela disputa hoy en Cerceda la eliminatoria definitiva por el ascenso.

La meta se ve al fondo. El banderazo está próximo. Último viraje. Después de 38 vueltas al circuito en la liga regular y de una exigente fase final en la que ya ha superado dos eliminatorias, La Muela se introduce en la última curva de la fase de ascenso a la Segunda División B. Al principio del campeonato nadie daba nada por ellos, por el humilde vehículo de Emilio Larraz. Los Ferrari, los McLaren, los Red Bull Renault, los pilotaban otros. A estas alturas del curso queda claro que para ganar la carrera es tan importante el coche como el piloto.

No solo se gana con motor. Hay que frenar, cambiar de marcha, acelerar, negociar las curvas, acariciar el volante, en suma. Evidentemente, Larraz lo ha hecho muy bien; pero algunos pilotos de Ferrari, McLaren y Red Bull convendría que revisaran el expediente. Han perdido muchos puntos en el carnet, demasiados. El Teruel se salió nada más salir (alineó a un jugador estando sancionado). No perdió tiempo a pesar de pinchar. Recibido el empujoncito, Calderé metió la directa. Alcanzada la meta por el atajo que concede el título de campeón, que solo necesita una eliminatoria para ascender a la Segunda División B, La Muela queda como único coche aragonés en el asfalto.

Al filial le fallaron los frenos y se estampó con estrépito. El Ejea se salió de pista. Demasiado motor, demasiados goles, demasiada velocidad. Después de marcar más del centenar de goles en la liga, no fue capaz de anotar en la vuelta del 'play off'. El Monzón, con mejor vehículo que el pasado curso, no alcanzó ni la fase final. Igual que el Andorra que, corra con el coche que corra, siempre queda fuera del podio.

Larraz apenas tenía nada en agosto. Ni llaves para arrancar. Tuvo que hacer el puente para encender. Sin delanteros desde el principio, trucó el motor. Había que acelerar desde la salida para estimular a la plantilla con la opción de pelear en la cabeza de la carrera, hacerles sentirse importantes a los jugadores para escapar cuanto antes de la cola. Sí, aunque ahora parezca increíble, la meta real de La Muela era la permanencia. Una vuelta, otra vuelta, otra más, y La Muela seguía arriba, junto a los mejores. Pero los problemas se multiplicaban. Problemas que no creaban los rivales, generalmente poco hábiles en la conducción, sino en el propio equipo.

Problemas en forma de impagos. Se comenzaban a marchar los jugadores, los mecánicos, el preparador físico. No se sabe cómo, pero el coche de Larraz no perdía terreno. Mediada la carrera, mediada la temporada, llegó la hora de repostar. El Teruel llenaba los depósitos con gasolina de muchos octanos. El Ejea también se avituallaba convenientemente. Y también el Zaragoza B. El Monzón y el Andorra mantenían sus plantillas. La Muela no solo no repostó, sino que perdió gasolina al marcharse su mejor activo, Rubén Falcón, el portero menos goleado de la Tercera. Todos les dimos por perdidos.

Motor trucado

Pero no. Sin mecánicos, sin apenas gasolina, sin casi nada, La Muela alcanzó la meta aragonesa en segundo lugar, solo superado por el Teruel. El Real Zaragoza B y el Ejea también hicieron podio, aunque se salieron de la pista en el primer cruce del 'play off'. Ascendido el Teruel, solo queda el humilde coche de La Muela, ese vehículo trucado por Larraz hasta hacerlo competitivo al máximo. Con un lateral izquierdo (Iván Martínez) de ariete, con otro lateral izquierdo (Fonsi) de pichichi de la fase de ascenso, con más caballos de vapor de los que permite su limitado motor, han demostrado que el factor humano también decide en las carreras, que los autos por sí solos no corren por muy guapas que sean su chapa y su pintura.

En la carrera aparecen curvas, hay que saber frenar, adelantar y conviene mirar el retrovisor. Malo del que crea que corre solo. Hay que mirar a la izquierda y a la derecha. A algún piloto también le convendría mirarse a sí mismo. El problema ni es de Ferrari, ni de McLaren ni de Red Bull... Hoy La Muela negociará en Cerceda (La Coruña) la curva definitiva. Se han quedado en casa Drulic y Rubén Muñoz, lesionados. Larraz amenaza con ganar de nuevo. También podría ir pensando en montarse una autoescuela. Desde luego, nadie pilota mejor que él en Aragón.