BALONCESTO

Triple victoria contra el cáncer

Coby Karl, escolta del CB Granada, rival del CAI Zaragoza el domingo, se ha enfrentado al cáncer en tres ocasiones. Siempre ha salido victorioso.

Claver (Power) trata de encentar ante la oposición de Karl.
Triple victoria contra el cáncer
EFE

La vida de Coby Karl está ligada al cáncer, enfermedad a la que el nuevo escolta del CB Granada, de 27 años, y rival del CAI Zaragoza el próximo domingo, ya se ha enfrentado en tres ocasiones. Y ha salido victorioso en todas ellas. A su padre, George Karl, ex entrenador del Real Madrid y técnico de los Nuggets de Denver, le detectaron un tumor maligno de próstata en julio de 2005, y medio año después a él le diagnosticaban un cáncer de tiroides. Coby Karl debió ser operado dos veces, fue sometido a quimioterapia y se recuperó por completo para seguir en el deporte de alta competición y continuar con una carrera que le ha permitido conocer la NBA (Lakers, Rockets y Cavaliers) y la ACB, ya que también ha sido jugador del DKV Joventut. Su padre ganó la batalla al primer cáncer de próstata, y hace tan sólo un mes anunció que también ha superado con éxito otro de garganta.


A padre e hijo les ha unido esta terrible enfermedad que ha marcado el carácter de ambos y les ha llevado a apoyarse mutuamente y compartir comportamientos para no perjudicar su trayectoria profesional. George Karl tenía 54 años cuando tras anunciarle que sufría cáncer prefirió esperar a que su hijo acabase la temporada en la Universidad de Boise State para darlo a conocer al mundo.


Coby era un chaval de sólo 22, cuando en febrero de 2006 también aguantó a terminar el curso para darles el disgusto a sus familiares y compañeros de equipo. Con la moral recuperada, se apuntó al 'draft' de la NBA, pero no fue escogido y debió afrontar una segunda operación, de más de siete horas, para extirparle el tejido maligno de la glándula tiroides. Su espíritu de superación, sin embargo, le llevó a trabajar en las ligas de verano de la NBA y ganarse un contrato con los Lakers, con los que, como compañero de Pau Gasol, se proclamó subcampeón en la temporada 2007-2008.


Cuando la familia Karl vivía en Madrid ya sufrió un duro golpe anímico con la muerte de Fernando Martín. George, como técnico, y Coby, como un niño de seis años que tenía idolatrado a quien entonces, en 1989, estaba considerado como el mejor jugador español de la historia. Las lágrimas de Coby por el accidente mortal de Fernando Martín se reprodujeron tres lustros después en la cara del hoy jugador del Granada, aunque entonces fue muchísimo más duro: "Pensé que la vida podía terminar pronto, pero después me alegré cuando supe que más del 95% de las personas que sufren cáncer de tiroides lo superan y pueden llevar una vida normal". Así fue, aunque el tratamiento para curarse le provocase que engordase varios kilos. Ahora pesa 98.


Tener un padre entrenador es un arma de doble filo, pero a Coby también le ha servido para progresar y fortalecer aún más su mentalidad, porque George Karl no hace distinciones cuando se trata del baloncesto. Todavía se recuerda que cuando el técnico dirigía a los Supersonics y Coby era recogepelotas del equipo, un balón impactó en la cara del futuro jugador y el padre, en vez de interesarse por su estado o consolar sus lloros, lo ignoró y continuó con el entrenamiento como si nada hubiera ocurrido. Las circunstancias y las desgracias no le han permitido a Coby disputar demasiados partidos en la NBA (17 con los Lakers, cuatro con Houston y tres con Cleveland). Tampoco en la ACB: 16 en media temporada en el Joventut, con un promedio muy discreto, de sólo 4,6 puntos, 1,6 rebotes y 1,2 asistencias. Ahora se le ha presentado la ocasión de regresar a la Liga española, donde reaparece "en muy buena forma" y "con hambre de victorias".