ALBERTO ZAPATER

«Sueño con un equipo con Cani, Lafita, Longás, Soriano, Camacho...»

El aragonés visitó ayer la Ciudad Deportiva, dos años después de su salida del Real Zaragoza.

Alberto Zapater posa para HERALDO, ayer en la Ciudad Deportiva del Real Zaragoza.
«Sueño con un equipo con Cani, Lafita, Longás, Soriano, Camacho...»
TONI GALáN

Visita a la Ciudad Deportiva para saludar a los viejos amigos. No quiere perder los vínculos con la que fue su casa.

He acabado la temporada en Portugal un poco antes que aquí en España y llevo unos días en Ejea. Así que me apetecía venir. Nunca dejo de ver la actualidad del Real Zaragoza gracias a las nuevas tecnologías. Lo sigo día a día durante el año y hablo a menudo con los más veteranos del vestuario, con los que jugué en los últimos años: Gabi, Lafita, Ponzio, Paredes, Ander Herrera... Así que el sábado me fui a Valencia a ver el último partido y hoy he querido dar una vuelta por aquí. Hacía dos años que no pisaba la Ciudad Deportiva y parece que hayan pasado 20 por cómo me han recibido.


Tiene una querencia innata por Zaragoza y el Real Zaragoza.

Lo echo de menos, aunque, por suerte, la vida me va muy bien fuera de aquí. Pero está claro que tengo mil anécdotas e historias que contar de este lugar. De cuando subía a entrenar de crío con mi tío y el padre de José Carlos Gil, que era compañero mío en las categorías inferiores. He estado miles de horas aquí desde los 10 años y eso es algo que te marca. A este club nunca le podré devolver todo lo que a mí me ha dado.


Le noto emocionado.

Poco a poco te haces a la situación de estar fuera del Real Zaragoza. Ahora ya no es igual que hace un año o nada más irme. He conocido Italia y Portugal, otros modos de vida, otros idiomas, otras costumbres. Llevo dos años viviendo con María, mi novia. Todo ha cambiado radicalmente en mi entorno personal y eso te hace ver los años del Zaragoza de otra manera. Son dos años que me han enriquecido en todos los sentidos, pero yo sé que un día acabaré otra vez aquí.


¿Se refiere a Zaragoza o al Real Zaragoza?

Sobre todo a Zaragoza. Cada vez que vengo a casa tengo un gusanillo en el corazón. Ves a los amigos, pasas por tu colegio, por tu calle... Supongo que le pasará a todo el mundo con el lugar en el que se ha criado. Eso tira mucho.


¿Y el regreso al Real Zaragoza será posible algún día?

Ahora mismo no me lo planteo. Además, la situación aquí es la que es. Y yo estoy muy contento en el Sporting de Lisboa. Me han confimado que cuentan conmigo, que confían en mí al cien por cien. Estoy totalmente metido en mi pequeña aventura profesional, en la que sé que voy a vivir unos años fuera de casa. Primero fue Génova; ahora Lisboa; pude irme hace un año a la Juventus; el verano pasado, al Valencia; en el futuro, ya se verá. Ahora sí que estoy disfrutando del fútbol.


Aquí en Zaragoza, pese a estar en casa, al final no disfrutó.

Lo hablaba un día reciente con Gaby Milito. Él me decía que vivió en Zaragoza años muy buenos y que disfrutó como futbolista. Yo le dije que, en mi caso, no sentí eso precisamente. Desde que empecé a jugar en el primer equipo sentí mucha responsabilidad. Y eso es fuerte para alguien que está empezando. No pude saborear todos esos momentos como habría sido normal. Ahora que yo soy extranjero en mi club, veo que se trata mejor a la gente que viene de fuera que a los propios de casa. Y me acuerdo de lo que viví aquí.


Pero en cuanto le han visto, los aficionados de la Ciudad Deportiva se han arremolinado alrededor de usted. La gente lo tiene en gran estima.

Es verdad. Sobre todo, las muestras de cariño que viví el otro día en Valencia, fueron increíbles. No sé si eran 500, 800 o 1000 zaragocistas estrujándome y pidiéndome fotos y autógrafos. Me faltaba el aire, de verdad. Lo pasé hasta mal. Fue más de una hora sin poder andar un paso. Ese cariño no se puede describir. Es lo más grande.


Y le robaron la cartera. Un gran disgusto.

Sí, pero eso sería uno. Que además no será zaragocista. Me fastidió el día en cierto modo, más que nada por las molestias de tener que hacer denuncia, anular todas las tarjetas y tener que volver a hacer ahora toda la documentación. El que fuera, se podía haber quedado el dinero pero haberme devuelto el resto. En fin, eso es ya historia.


En el Ciutat de Valencia se escuchó de nuevo el cántico «Zapater, te quiero».

Fue tremendo. Yo no me considero nadie especial y toda la gente me miraba. Situaciones como esa me dan hasta vergüenza. No sabía qué hacer. Si levantarme y saludar o quedarme quieto. Es más de lo que yo les he dado a ellos.


Su presencia en Valencia en un día histórico añadió un detalle grandioso para una fecha memorable. Además, el equipo se salvó.

En el campo del Levante el Real Zaragoza demostró que tiene vida. Que allí estuvieran más de 11.000 zaragocistas son hechos indiscutibles. Hay un sentimiento, una afición inquebrantable. De eso tienen que darse cuenta las instituciones, todo Aragón. Este es un momento decisivo para que los responsables de esta tierra se den cuenta de lo que significa el Real Zaragoza. Ser del Madrid o del Barça y apostar siempre por caballo ganador es muy fácil. Sin embargo, seguir con tanta pasión al Zaragoza, jugándose la vida por no bajar a Segunda, tiene muchísimo más mérito.


¿Le veremos algún día de nuevo con la camiseta blanquilla?

Muchas veces pienso en un equipo con Cani, Lafita, Longás, Soriano, Camacho, Chus Herrero, Ripa... Mi mejor sueño sería poder volver a reunirnos todos aquí a jugar juntos de nuevo. Sería increíble que alguien pudiera plantear eso. Y no quiero que nadie piense que son palabras de bien quedar. Sé que es complicado, pero quizá pudiera hacerse realidad un día.


Es imposible que usted se desarraigue de su tierra y de su gente.

El fútbol es algo que va muy deprisa y no hay que perder nunca las raíces. Yo hablo con Villa, Piqué, los Milito; o con Cesc, Silva, Iniesta; la gente con la que he jugado y que son estrellas mundiales. Pero también me acuerdo de Valero y Gil, que están en el Benidorm pensando en dormir en el vestuario porque no cobran. El fútbol es una lotería. Yo me siento muy afortunado de cómo me está yendo, pero no cambio mi manera de considerar a todos los compañeros y amigos con los que he crecido en los campos de fútbol. Sobre todo a la gente de aquí, de la Ciudad Deportiva. Tengo 25 años y aquí he pasado la mitad de mi vida.