CAI ZARAGOZA

Sin ambición no hay premio

El CAI pensó que lo tenía todo hecho y su falta de intensidad le hizo tropezar ante un rival directo como el Bruesa. Alberto Angulo fue muy crítico con los suyos tras el partido

Roberto Guerra, Lucas Victoriano y Sergio Pérez se retiran cabizbajos o mirando el marcador.
Sin ambición no hay premio
Pedro Etura

Alberto Angulo lo veía venir y avisaba en la previa que le preocupaba el exceso de euforia que se respiraba en el entorno rojillo. Y acertó de pleno. Su visión, a pesar de sus advertencias, se confirmó en una matinal de domingo en la que el CAI tiró por tierra una brillante opción de certificar casi definitivamente su permanencia en la ACB. Sus palabras tras el fiasco de ayer ante los vascos fueron críticas. Tenía motivos para ello. Habló de relajación, de falta de hambre, de falta de ganas, de frialdad. El objetivo de la salvación estaba al alcance de la mano y su equipo no tuvo la ambición demostrada en las últimas semanas para cogerlo. Los rojillos siguen teniendo la sartén por el mango, ya que dependen de ellos mismos para evitar el descenso, pero el cambio de mentalidad debe ser inminente, porque sin ambición no habrá premio. Ya se vio ante el Bruesa.

 

En casi nada se pareció el CAI al que venciera en Manresa y Granada o el que plantara cara a todo un Unicaja. La agresividad defensiva brilló por su ausencia salvo en los minutos finales con todo ya decidido; la concentración iba y venía con demasiada facilidad; el criterio ofensivo llegaba en dosis muy pequeñas?, mientras desde el banco tampoco se encontraban las soluciones para frenar a un rival mucho más metido en el partido y que jugó con seriedad, pero también con mucha más tranquilidad y acierto.

 

El conjunto aragonés se asemejaba más a aquel que parecía no ser capaz de vencer a nadie. Hasta su entrenador lo asumió: "Tenemos la suerte de que el calendario nos es favorable, por los partidos que tenemos en casa, pero si no cambiamos, si no deseamos ganar y competir igual que contra Granada o Manresa, encajando 92 perderemos con todos". Más explícito imposible.

 

Esa fue una de las muchas perlas que lanzó por su boca un Angulo al que se veía 'tocado'. Llegó a reconocer que tienen que "aprender mucho y muy rápido de ello porque volvemos a estar en una situación comprometida, la misma que teníamos quince días antes del partido de Granada. Lo positivo es que dependemos únicamente de nosotros mismos y en casa, pero nos tenemos que poner a ello, todos".

 

El entrenador zaragozano quería que el duelo de ayer fuera una fiesta. Pero ni el público se mostró como ante el Menorca (quizá algo más perezoso por el cambio de hora y ver la salvación cerca) ni su equipo le dio motivos para venirse arriba. "La tónica de todo el partido ha sido una sensación de que hemos salido muy relajados. Parecía como si después del esfuerzo de Granada estaba todo hecho. El partido ha estado marcado por ese inicio, esa frialdad, ese dejarse llevar que se ha ido aumentado paulatinamente en el marcador para al final hacer momentos buenos, que no brillantes, pero muy esporádicos".

 

El mensaje de prudencia lanzado por el propio Angulo no llegó a nadie, algo que debe defraudarle. Así, explicó que se marchaba "con una sensación mala porque ganando al Bruesa, con la posibilidad de ganarles por once y tener el 'average' a favor, el objetivo estaba conseguido. Estaba tan cerca? Era la final". Por eso le dolió que desde el primer momento "se veía que veníamos un domingo por la mañana a comprobar qué nos hacía Bruesa y a partir de ahí mover nosotros, cuando tiene que ser al revés. No podemos ir detrás de nadie".

Todo pasa por trabajar más

De un problema anímico, la relajación de ayer, a otro, el tener que recuperar al vestuario tras un golpe tan duro como el vivido en el Príncipe Felipe. Angulo lo tiene muy claro: más trabajo. "Está todo inventado. Igual que hace dos meses, el lunes (es decir, hoy) a entrenar. A partir de ahí, empezar a crecer. Es imposible dar días de fiesta para que esto se levante. Anímicamente hay que levantar al grupo, reforzarlo y luego que se plasme en el juego". Eso dicho por un técnico que debe recuperar el hambre de triunfos de los suyos.

El CAI se ha separado de la ruta más adecuada para salvarse y ahora es momento de retomar el camino. Lo positivo, "que queda mucho y nos lo jugamos en casa".